Mons. Marín de San Martín, O. S. A.: El Sínodo "es un acontecimiento espiritual, no de votos o de poder"
El religioso agustino, nuevo subsecretario del Sínodo de los Obispos, ha sido ordenado obispo en Madrid
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El pasado 11 de abril, Domingo de la Divina Misericordia, la catedral de la Almudena de Madrid acogía la ordenación episcopal Mons. Luis Marín de San Martín, O. S. A. El religioso agustino fue nombrado nuevo subsecretario del Sínodo de los Obispos por el Papa Francisco el pasado 2 de febrero. En ‘El Espejo’ de COPE hemos charlado con él sobre su vida, su trayectoria y esta nueva misión que el Sucesor de Pedro le ha encomendado.
Monseñor Marín de San Martín ha comenzado explicando que tanto el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de los Obispos, como sor Nathalie Becquart, la nueva subsecretaria nombrada a la vez que él, no pudieron acudir a la ceremonia debido al positivo en coronavirus de la religiosa javeriana. “Son los signos de los tiempos, las circunstancias”, lamentaba el agustino.
Durante la ceremonia de su ordenación episcopal, monseñor Luis Marín recordó que ha tenido dos hogares: el familiar y el espiritual, en la Orden de San Agustín: “Me han marcado como persona”.
Primero, el hogar familiar. “Fundamentalmente, mis padres. El ejemplo, el cuidado que han tenido de mí, la fe que me han transmitido… yo he podido vivir los valores cristianos con mis padres”, señala el religioso agustino. Y el segundo es la Orden de San Agustín: “Mi segunda familia, donde he vivido y he desarrollado mi fe y el seguimiento de Cristo a través de esta espiritualidad agustiniana, que es comunión y que es Iglesia. Eso son dos realidades que me marcan como persona y como cristiano y por las que doy inmensas gracias a Dios”.
Hasta la llamada de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, monseñor Marín de San Martín llevaba trece años en la Casa General de la Orden de San Agustín, en Roma. “Tenía varias ocupaciones: era asistente general para el sur de Europa, era director del Centro de Espiritualidad Agustiniana y era archivero general”, explica el religioso.
“Era media mañana, las once y media, y yo estaba trabajando en mi despacho en varios proyectos de renovación de la Orden cuando recibí la llamada”, señala Mons. Marín de San Martín, que apunta que “como religiosos o como cristianos, ponemos nuestra vida en las manos del Señor, Él nos toma la palabra y, a veces, nos hace cambiar y saltar a otra barca”.
El religioso recuerda entre risas que, cuando recibió la llamada, le preguntaron si aceptaba o no el nombramiento, en el momento: “Yo qué voy a decir… mi vida está en las manos del Señor. Amo a la Iglesia y acepto lo que la Iglesia necesite de mí, por supuesto”.
Monseñor Luis Marín de San Martín también nos ha hablado sobre la institución para la que ha sido elegido: el Sínodo de los Obispos: “’Sinodalidad’ es caminar juntos y hace referencia a la Iglesia. Todo lo que es Iglesia es comunión, es integrarse, es corresponsabilidad… los laicos, los religiosos, los obispos… ¡Todos! Todos los cristianos debemos estar unidos y caminar juntos en el seguimiento de Cristo”.
“¿Cómo se expresa esto?”, se pregunta el religioso: “Una es el Sínodo de los Obispos, pero no es la única. Tenemos que ver cómo pueden caminar juntos los cristianos en una parroquia, cómo pueden caminar juntos en una diócesis, en la Curia Romana… todo en comunión. El Sínodo de los Obispos es una de las expresiones de esta realidad”.
La tarea que afrontan desde la Secretaria General del Sínodo es doble: “Primero, preparar el Sínodo de los Obispos. Precisamente, el próximo Sínodo trata sobre la sinodalidad. Y segundo, promover la sinodalidad en la Iglesia. Hace falta mucho diálogo, discernir en común, creatividad, hace falta mucha oración… Una tarea enorme donde vamos a necesitar ayuda de todos”.
“No es un parlamentarismo. No es juego de poder o de corrientes de opinión. Es ponernos a la escucha del Espíritu, discernir juntos y escuchar la voz del Espíritu Santo. Es un acontecimiento espiritual, no un hecho organizativo, de estructuras, de votos o de poder. La unidad en Cristo, discernimiento a la luz del Espíritu y las decisiones en común como Iglesia unida a Cristo. Esto es esencial”, señala monseñor Luis Marín de San Martín.
El religioso pone a disposición de su cargo la espiritualidad agustiana que vive: “San Agustín aúna dos aspectos fundamentales: primero, el amor a Cristo, la unidad en Cristo. Si no, no es posible nada. Segundo, el amor a la Iglesia, la disponibilidad para la Iglesia. Yo, como agustino, vivo unas estructuras comunitarias: los capítulos, la vida en comunidad… esa experiencia la pongo a disposición. Hay elementos que pueden iluminar a otros cristianos en este camino sinodal”.