Mons. Aguirre relata la historia de la 'Cruz de Bangassou': "El Cristo que se cubre el rostro"

Más de 2.400 personas frente a un Cristo crucificado que se "cubre el rostro". La Sagrada Familia de Barcelona ha acogido dos realidades bien distintas: la de los jóvenes de la diócesis, y la que proviene, viajando miles de kilómetros, del centro del continente africano. El cardenal Juan José Omella, el obispo de Bangassou y el obispo de Moramanga en Madagascar, han sido testigos de esta iniciativa de la Archidiócesis Barcelona.

La basílica ha congregado este domingo uno de marzo a miles de personas, y en la Eucaristía ha estado presente una cruz de madera proveniente de la República Centroafricana. Su obispo, Juan José Aguirre, fue el encargado de la homilía y de trasladar a los barceloneses aquello que se vive en su diócesis. En el programa 'El Espejo' de la Cadena COPE, el prelado asegura sentirse "muy feliz" en una "Iglesia muy acogedora".

Él mismo relata a José Luis Restán la historia de esta cruz: "Miramos a la cruz y nos damos cuenta de que la cruz también nos mira y se da cuenta de cuanto vivimos, cuanto sufrimos y cuanto tribulamos. Intenté explicar a todos los jóvenes presentes, cómo el Cristo de Bangassou está viendo todo lo que estamos viviendo en Centroáfrica, que es una tribulación muy grande".

El obispo explica que la zona "está en guerra civil desde hace cinco años, con situaciones muy duras donde las personas llegan hasta a perder su propia dignidad. Entonces ahí Jesús se cubre el rostro, como es el Cristo de Bangassou, que tiene una máscara en su rostro. Él sin embargo desde su rostro cubierto nos mira, lo que estamos haciendo desde la Iglesia para intentar que la gente viva con dignidad. Que volvamos a creer en la esperanza".

La cara de la esperanza

"Estamos haciendo encuentros de jóvenes que han estado en la guerrilla, que tienen las manos manchadas de sangre y les ponemos junto con otros jóvenes que han sido víctimas, para que aprendan la carpintería. Juntos están haciendo una mesa o una silla, víctimas y verdugos como gesto de cohesión social, como gesto de unión a través del perdón", explica mons. Aguirre.

Juntos víctima y verdugo

"La esperanza nos da alas. Esto quiere decir que nos da imagniación para inventar situaciones donde pasemos página. Hacemos cursos de costura donde vienen mujeres musulmanas con su velo islámico y se juntan con otras que han sido sus agresoras o cómplices, para hacer las costuras juntas. Y las ves a las dos con la máquina de coser, las dos caras juntas para que el despunte no salga torcido y dices: esto es esperanza". 

Durante este acto de seguimiento del Plan pastoral diocesano «¡SALGAMOS!', el obispo de Bangassou ha explicado lo que ocurre en Centroáfrica: "Hoy un tercio de Centroáfrica está todavía dominado por señores de la guerra armados hasta los dientes". Asegura que "intentan romper el país con el sueño utópico de hacer un nuevo país que mira a la meca. Esto hace que la situación sea completamente insegura. Pasamos con los coches constantemente por barreras de militares que te piden que pagues. Los hilos se mueven desde fuera de Centroáfrica y nosotros intentamos poner al mal tiempo buena cara. Vivimos con la gente, nos sentamos con ellos y les damos esperanza".