Una aventura misionera que cumple cien años de historia
La historia de los pasionistas españoles en la selva amazónica peruana
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Hace ahora cien años, en 1921 la Santa Sede erigió el Vicariato Apostólico de San Gabriel de la Dolorosa del Marañón, en la selva peruana, ahora denominado de Yurimaguas, y lo confió al cuidado pastoral de los religiosos pasionistas. La aventura comenzó con una expedición de 8 pasionistas vascos y navarros en 1922. Pusieron en marcha el colegio San Gabriel, después el hospital Santa Gema, escuelas parroquiales por el Alto Amazonas a cargo de religiosas y centros educativos en los grandes ríos, el Huallaga, Paranapura y Shanusi y, posteriormente, por la carretera que une Yurimaguas con Tarapoto. Una lancha llamada Santa Gema recorría los ríos con ayuda sanitaria y social. En 1970 la diócesis contaba con unos 55.000 habitantes, de los que 52.000 eran católicos, organizados en 8 parroquias atendidas por 18 misioneros. La natalidad y la inmigración han multiplicado por 5 esta iglesia en medio siglo, y hoy los católicos son 265.000 entre casi 400.000 habitantes.
Para celebrar estos 100 años de presencia, el actual vicario apostólico, el pasionista palentino Jesús María Aristín, está intentando llegar a los rincones más alejados del Vicariato. Recientemente ha visitado el distrito de Balsapuerto para participar junto a los fieles en una sencilla y emotiva celebración, en la que agradeció a Dios por estos últimos cien años de acompañamiento a la población local a través de decenas de misioneros y misioneras que han dedicado su vida a la misión. El obispo Aristín pastorea a este pueblo con 25 sacerdotes y 50 religiosas organizados en una veintena de parroquias, dispersas en un territorio de un tamaño que se aproxima al de Andalucía. Una de estas religiosas, la hermana María Luisa Maduell, dice que lo que iniciaron los pasionistas hace tantas décadas ha dado frutos, y hoy existe un equipo grande de evangelizadores, formado por catequistas, profesores, padres y madres de familia y jóvenes. Ellos son hoy los que impulsan la evangelización anunciando a Cristo con su testimonio valiente, entregado y sincero.