La vida heroica de dos obispos chinos recién fallecidos

La vida de Joseph ZhuBaoyu y de Joseph MaZhongmu son el ejemplo claro del testimonio católico en China

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Redacción Religión

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El primero, Joseph ZhuBaoyu, fue ordenado sacerdote en 1957, cuando ya había comenzado la persecución a los católicos por el régimen comunista. En 1964 recibe su primera condena, tres años de trabajos forzados. Tras cumplirla, volvió a su ciudad natal para ejercer su ministerio en secreto. En 1981 sería nuevamente sentenciado a 10 años de trabajos forzados como “antirrevolucionario”, por haber conducido una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Sheshan en Shanghai. Tras su liberación en 1988, se le permitió reanudar su ministerio y Juan Pablo II le nombró obispo de Nanyang.

El segundo es Joseph MaZhongmu, el único obispo de etnia mongola hasta ahora. Tras su ordenación también pasó 10 años de trabajos forzados, ya que se negó a adherirse a la Asociación de Católicos Patrióticos controlada por el régimen. Una vez liberado hubo de trabajar en una planta de gestión de agua durante la Revolución Cultural.

Sólo pudo reanudar su ministerio sacerdotal en 1979, al comenzarla apertura de DengXiaoping. Juan Pablo II le nombró obispo de Yinchuan en 1983, confiándole el cuidado pastoral de los católicos mongoles.Tradujo el catecismo y otros documentos de la Iglesia al mongol, y en su retiro también se dedicó a traducir el Nuevo Testamento y el Misal Romano.

Historias como las de estos dos obispos, marcadas por el sufrimiento, pero sobre todo por la alegría de la fe, constituyen la memoria viva de los católicos chinos en esta nueva época llena de dificultades y esperanzas.

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