La ameba asesina, una plaga antigua

Nuestro experto Vicente Gómez Olaya relata cómo un parásito acabó con nuestras tropas

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Antes que la Revolución Francesa de 1789 hay un movimiento libertario en los EEUU, la Revolución de 1776, que no solo tiene un peso ideológico importante sino que entraña la rebelión de las colonias norteamericanas frente a la metrópoli británica, esto es, la separación de los EEUU de América de Gran Bretaña.

Lo que muchos ignoran es que los españoles tuvimos un papel en la ayuda a esa revolución norteamericana y la guerra de independencia. “Cuando los chavales estudian en el colegio”, explica Vicente, “a veces no les contamos una historia maravillosa que es la historia de España, una de las más bonitas del mundo, y desconocen que Estados Unidos no habría existido si España no hubiese apoyado con sus soldados a las tropas de Washington. Son historias que el cine no refleja, esos grandes militares que permitieron esa independencia”.

España y Francia temían que Inglaterra se convirtiese en un reino mucho más grande de lo que era en aquel momento. “El problema era o atacarles en los Estados Unidos o atacarles directamente”, explica el historiador: “En 1770 hicieron un primer intento que fracasó, encabezado por España, entonces decidieron atacar Inglaterra y crearon lo que llamaron ‘la Segunda Armada Invencible’, con más de 150 barcos, más de 30.000 soldados, con los franceses esperando en las costas de Normandía para hacer el desembarco en Inglaterra, que por cierto las tropas las encabezaba el famoso general La Fayette, y los españoles aportaron un número muy grande de barcos que se unieron con los franceses en las costas de Galicia y, desde allí, emprendieron el viaje a Inglaterra para tomar los puertos más desguarnecidos”. “El problema”, continúa Gómez Olaya, “es que, cuando llegaron allí, los ingleses tenían todos sus barcos en Estados Unidos y vieron una inmensa flota que se acercaba a ellos y no había forma de pararla. Lanzaron desesperados una escuadra a intentar dar caza para ir hundiendo barcos españoles y franceses, la llamaron ‘defensa de madera de Gran Bretaña’, pero la defensa, ante la potencia de esas flotas, era inútil totalmente.

El gran problema que se produjo en la flota francesa es que empezaron a caer enfermos por disentería (diarreas y fiebre hasta la muerte): “Era horrible y sin medicamentos para detenerla”, detalla Vicente, que añade que “al principio no le hicieron mucho caso y fue culpa de una ameba, concretamente la Entamoeba Histolytica.

Total, que cuando iba a empezar el ataque, los soldados franceses empezaron a caer: “Más de 8.000, en un año en el que en Francia murieron más de 175.000 personas, más que las nacidas en el país. Es una epidemia. Ese ataque se tuvo que abortar, miles de marinos agonizantes que se tuvieron que volver. Lo curioso del caso es que España destinó a esos soldados a luchar en las colonias norteamericanas, y ahí apoyamos al general Washington y al resto de los levantados contra Inglaterra. Allí hubo gestos heroicos por parte de los españoles que permitieron aumentar la presión sobre el ejército británico y que Washington y los franceses, pudiesen derrotar a las tropas enemiga”.

Temas relacionados