Un neurocientífico habla claro sobre la relación que existe entre los microplásticos y su influencia en enfermos de Alzheimer
Morales-García desgrana, en 'Fin de Semana', las claves de un estudio que habla sobre el modo en el que afectan los microplásticos a nuestro cerebro
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Donald Trump ha anunciado el final de la lucha contra los plásticos. Ha dicho que va a volver a autorizar las pajitas de plástico. Asegura que las de cartón "no funcionan".
Lo cierto es que la producción mundial del plástico se ha duplicado en las dos primeras décadas del siglo XXI. Ha alcanzado 460 millones de toneladas...¡cada año!
Y el problema es que es un producto extremadamente durarero y difícil de reducir cuando se queda en el medioambiente. Los polímeros que se utilizan, por ejemplo, para fabricar bolsas y embalses pueden tardar decenas de miles de años en eliminarse. Y una solución para frenar este problema es el reciclaje, aunque se estima que más del 22% del plástico producido acaba en el medioambiente. Especialmente en el mar.
La noticia de la semana, previa a lo de Trump, es que la descomposición en partículas minúsculas de los plásticos, acaban llegando al cuerpo a través de los alimentos, si no que penetra en nuestro organismo. Llega a alojarse en los intestinos, sangre, pulmones, leche materna y atención, en el cerebro. Con una concentración superior al resto de los tejidos. Hasta 30 veces más que en órganos como el hígado o los riñones.
Es un estudio que se ha publicado en la revista Nature y que analizamos en 'Fin de Semana' con José Ángel Morales-García. Es neurocientífico y biólogo celular de la Universidad Complutense de Madrid.
Explica que es verdaderamente sorprendente y "llega a estructuras como el torrente sanguíneo o al cerebro. Lo que llama la atención y empieza a ser preocupante es que sean capaces de superar la barrera que nos protegen de sustancias tóxicas. La barrera hematoencefálica está entre la sangre y el tejido nervioso". Hay que tener que "el cerebro tiene muchos capilares y, con esa barrera, los vasos sanguíneos se aíslen y al cerebro entre y salga lo que se necesita".
"LOS MICROPLÁSTICOS SON CAPACES DE ATRAVESAR LAS BARRERAS NATURALES QUE TENEMOS"
El problema es que estos microplásticos son capaces de burlar esa barrera y penetrar el tejido nervioso. Otras de las conclusiones del estudio es que "también llega a través del aire. Al final, la ropa, los enseres de casa o los neumáticos de los coches también emiten muchos de esos microplásticos. Todo eso lo respiramos".
A través de la sangre, así, "llegan esos microplásticos que son capaces de atravesar las barreras naturales que tenemos para defenderlos".
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¿Y estos microplásticos propiciarían la aparición de enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer? Responde que, en los cerebros que han analizado, "había muchos pacientes con demencia. Lo que yo me inclino a pensar es que, en los enfermos con demencia, Parkinson o Alzheimer, ya tienen dañada la barrera hematoencefálica. Eso les facilita que entren más microplásticos".
Alzheimer
Esa es una de las hipótesis que se barajan. Y hay algunos estudios, sobre todo en animales, que apuntan a que "producen daños en las neuronas. El problema de las investigaciones científicas es que es muy pronto. Necesitamos que pase tiempo".
Por último, habla con López Schlichting de que "hay una cosa que puede ser preocupante con los microplásticos es que son disruptores endocrinos y entran cuando quieren y tienen un efecto que, en animales, se ha visto que altera el ciclo estral".