¿Nos creemos modernos por tomar el aperitivo y pedir ‘riders’? Pues los romanos ya lo hacían…
Quién mejor que Paco Álvarez, autor de 'Romanos de aquí', para contarnos en Fin de Semana con Cristina que hemos heredado mucho de nuestros antepasados de Roma
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Resulta que hay quien opina que hemos cambiado muy poco desde los tiempos de la Roma clásica. Y, aunque lo pueda parecer, no es broma. Paco Álvarez, autor de “Romanos de Aquí”, lo explica una semana más en Fin de Semana con Cristina: “No sé si el vermú es un invento romano pero ellos sí se iban de bares a tomar algo, los cuales eran muy parecidos a los nuestros. Se vendían bebidas y comidas, tanto para tomar allí como sobre todo para llevar, ‘take away’ como para recoger, ‘delivery’, porque sólo los ricos tenían cocinas y normalmente la gente encargaba la comida fuera. En cuanto a la bebida, sobre todo el vino, por aquello de que es más mediterráneo, a la cerveza la consideraban una bebida más bárbara. De todas formas solían mezclarlo, a falta de que se inventara el tinto de verano, lo mezclaban con agua, especias, miel… pero no es lo mismo un vino rebajado que un aguachirri, se juzgaba la calidad de un bar por la calidad de sus vinos y como se suele decir, no juzgues a un libro por sus tapas, pero a un bar, sí, júzgalo por sus tapas. Si ponen buenas tapas, es un buen bar, y si no, nos vamos a otro, que por eso hay muchos”.
Un momento, ¿había riders también? “Sí, pero no iban en moto ni en bici, iban caminando todo lo rápido que podían, y tampoco te llevaban pizzas, porque no había tomate, habría que esperar a descubrir América para eso... y aparte de la comida calentita, por eso los bares se llamaban thermopolia, que viene de termos, caliente, los romanos antiguos también tomaban el aperitivo. De tapa, con el chato de vinito, solían tomar aceitunas, frutos secos, pan con queso, cebolla en aceite, galletas, etc., y sí, las galletas son un invento romano: intentaban fabricar un pan que durara sin estropearse más tiempo, para dotar de alimento a los legionarios. Lo consiguieron cociendo dos veces bis cuit, ciertas obleas. Ese biscuit quiere decir literalmente doble cocción. Les gustaban tanto esto de las galletas que tenían incluso galletas para perros y también unas como barritas energéticas, tan duras que había que mojar en vino para comérselas, que se llamaban Bucellatum, que se hacían a base de trigo, aceite, hierbas aromáticas, aceitunas negras y cereales”.