Qué es el 'wifi neuronal' y por qué no sabemos utilizarlo: el ejercicio que propone Marian Rojas para empezar a darle uso
La célebre psiquiatra explicaba en 'Fin de Semana' por qué es importante conocer la capacidad de nuestro cerebro y qué podemos hacer para que no se nos pase nada

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Haz un pequeño ejercicio y piensa en cómo fue tu infancia. Más allá de, esperemos, los preciosos recuerdos que atesoras, seguro que recuerdas las regañinas que te llevabas por parte de tu familia por alguna trastada que habías hecho.
Si lo recuerdas con un poco más de precisión, puedes escuchar la frase exacta en tu mente que te decía tu madre cuando te reñía y todas esas veces que usaba las mismas expresiones para educarte.
Y sí, muchas de ellas, tendemos a repetirlas nosotros mismos cuando tenemos hijos. Por ejemplo, cuando vienen corriendo hacia a ti después de haberse caído y haberse hecho una frase superficial, y tú le dices que “no ha sido nada” y que no es necesario quejarse.
Ahora, vete a la actualidad, y piensa en esas veces que un amigo cercano o un familiar, alguien a quien de verdad aprecias, llega y te dice que está pasando por un mal momento. Tú, con la mejor de las intenciones, le dices que el problema “no es para tanto”, y que relativice.
Pues bien, estas frases que decimos a un niño y, más tarde, a nuestros seres queridos, están mal dichas y estamos deslegitimando su discurso.
Por qué no deberíamos decir estas frases
Pedirle a una persona que relativice y explicarle que sus problemas no son para tanto, decirles que no se quejen o que lo suyo “no es nada”, son frases que, aunque van cargadas de buenas intenciones, no deberían decirse nunca.
Y es que, aunque parezca práctico, en realidad no lo es. Con ello, estamos dejando de validar emocionalmente a la persona que tenemos enfrente y, sin querer, haciéndole sentir verdaderamente mal con su apertura de corazón.
Es, al menos, como lo explicaba Marian Rojas, psiquiatra de cabecera de 'Fin de Semana' que, como cada sábado, nos sienta en su diván. “Ahora que trabajamos tanto la inteligencia emocional, hay un concepto que me gusta mucho como herramienta que es la validación emocional. Cuando le quitas importancia a veces haces que esa persona no se sienta validada emocionalmente” explicaba.

No quiere decirnos que, esas frases que hemos dicho con tan buena intención, estén muy mal dichas y que debamos flagelarnos, sino que son cosas que podemos mejorar y aprender.
“Validar es decir, entiendo por qué te sientes así, y solo con eso es cuidar a la otra persona, aunque uno por dentro piense que es una tontería. Siente que no está siendo juzgada, que es una de las cosas que peor nos hace sentir en la vida” expresaba.
Así, explicaba como ella, en un grupo de amigos, tuvo que salir en defensa de una de ellas, después de expresar que estaba cansada y que todos se le echaran encima por decirle que no tenía motivos para ello. “Me dijo que llevaba una semana que los vecinos hacían obra y no dormía, esa sensación de 'te comprendo' es absolutamente maravillosa” expresaba.
Qué es el 'wifi neuronal' y por qué no sabemos utilizarlo
La validación emocional de las otras personas que nos cuentan sus problemas es fundamental para que no se sientan mal y no se sientan juzgadas en ningún momento. Así pues, debemos activar lo que se conoce como 'wifi neuronal'.
Esto es parte de nuestro cerebro, pero no sabemos utilizarlo con propiedad. Se trata de captar, de la persona que tenemos enfrente, sus emociones y entender, en todo momento, por qué se siente así y ayudarle a gestionarlas.

Escuchando a un amigo
“Estás con un grupo de personas e intentas entender lo que le está pasando y validarlo. Depende al final del observador, qué te activa ver al otro cansado, al otro frustrado...” explicaba Marian Rojas.
Así pues, si estamos con un niño o un adolescente, en lugar de pedirle que relativice sus problemas, les tenemos que explicar cuáles y cómo son sus emociones. “Cuando sabemos identificar nuestras emociones a lo largo de nuestra vida, cuando validas ayudas a que la otra persona se entienda y no se sienta sola en medio de sus sentimientos” contaba la psiquiatra.
“Tendemos a regañarles cuando tienen una emoción que nosotros no sabemos gestionar. Nos sale un resorte de educar, castigar, poner límites, relativizar...” sentenciaba.