‘La Esquina del Misterio’: la monja que ‘resucitó’ cuando San Juan Pablo II sobrevivió al atentado

José María Zavala, José María Zavala, escritor, historiador y periodista, cuenta en Fin de Semana con Cristina cómo los terroristas fracasaron en sus intentos por matar al Papa

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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En ‘La Esquina del Misterio’ de Fin de Semana con Cristina nos gusta hacernos preguntas normalmente censuradas y prohibidas, pero nosotros decimos que hay muchos misterios sin resolver, y hay personas capaces de vivir cosas excepcionales y demostrar que no están locos, como fue el caso de San Juan Pablo II, cuya vida estuvo rodeada de circunstancias maravillosas.

Se ha cumplido el aniversario del atentado que casi le mata en la Plaza de San Pedro y el martes 18 de mayo se cumplen 101 años de su nacimiento. Quien conoce su biografía muy minuciosamente es José María Zavala, historiador, periodista y escritor, y lo cuenta con Cristina: “13 de mayo de 1981, hay momentos antes del mismo… una monja española en un santuario a 45 minutos de Roma en coche que empieza a encontrarse muy mal en la soledad de su celda. He investigado qué pasa ahí y tengo acceso al testimonio escrito bajo juramento de su médico personal. Ella ha vomitado sangre, se encuentra muy mal, la dan por muerta y se restablece en cuanto sabe que la vida de Juan Pablo II está fuera de peligro. Al leer esto me quedo boquiabierto”.

Pudo ser una casualidad, por supuesto, pero “según el médico y una de las hermanas del convento, fue porque ella sabía de la inminencia de un atentado al Papa, llegó a expresarlo, ‘me estoy poniendo fatal porque el Papa está en peligro’. Además San Juan Pablo II no solo sufrió ese atentado, también un intento de envenenamiento con el conocido como ‘paraguas búlgaro’. Una filtración de los servicios secretos británicos a la cúpula del Vaticano advirtió de que había un plan para eliminar al Papa de esta forma, estaba por escrito y yo lo he visto”.

Zavala añade que “hay pruebas de cómo le siguieron, cómo le pincharon los teléfonos de todas sus residencias privadas, y de cómo le sacaron fotos en la piscina del Vaticano”. El escritor sigue contando que, “según pruebas que he recabado de historiadores polacos importantes, hay connivencia clara del KGB en el atentado, y hubo otros intentos de atentado. Siempre fue una persona incómoda para muchos”.