'Fin de Semana'

Cristina L. Schlichting: "El 11-M es una ocasión para superar los dos bandos"

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El comentario de Cristina L. Schlichting

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Hoy es 11M. Siempre que ocurre algo grave nos queda memoria exacta de dónde estábamos y qué hacíamos cuando acontecieron los hechos. Les pasó a nuestros padres con la muerte de Franco, ocurrió cuando Tejero asaltó el Parlamento, también cuando mataron a Miguel Ángel Blanco. Por eso una recuerda exactamente dónde estaba cuando los trenes de Madrid empezaron a estallar y comenzamos a darnos cuenta de que España era objeto de un ataque brutal y poderoso. Era, como fueron las Torres Gemelas de Nueva York, el comienzo del terrorismo yihadista en Occidente, que está marcando nuestra época.

"Era el comienzo del terrorismo yihadista en Occidente"

De aquellos días nos queda un sabor agridulce. Dulce, porque la gente se abalanzó a donar sangre, curas y psicólogos dedicaron jornadas enteras a confortar a las víctimas, el personal sanitario no escatimó esfuerzos y España se mostró tan generosa como una y otra vez demuestra ser en las tragedias. Pero sabor agrio, también, porque España se partió como un melón sangriento en los seculares dos bandos, para darnos de bastonazos dialécticos los unos a los otros. Que si había sido ETA, que si eran marroquíes; que si la culpa era de Aznar por apoyar a los Estados Unidos… un horror. Odiarse mutuamente en esas circunstancias resultó desgarrador. Porque otros países salían unidos, portando sus banderas, en la lucha frente al terrorismo, y nosotros, pobres de nosotros, hacíamos de nuevo guerras civiles.

España se partió como un melón sangriento en los seculares dos bandos

Hoy, 11M se nos da, de nuevo, una oportunidad. La primera, la de honrar a nuestras víctimas, a los 192 muertos de los ataques a los trenes y al geo que murió persiguiendo a los yihadistas. De reservarnos un espacio de silencio y memoria cuando oigamos sonar las campanas o veamos por televisión imágenes de los homenajes en los memoriales. La segunda, de querernos entre nosotros. De abrazarnos y eliminar bandos. De entrenarnos conscientemente en reconocer que el otro, el distinto, el que piensa diferente a mí, es un regalo. Porque me permite ver las cosas desde otro punto de vista, me saca del ensimismamiento, me demuestra que ni yo ni los míos somos el centro del mundo. Que en España somos de muchas posiciones políticas, de muchas creencias, de muchos colores. Y que es bueno que sea así. Convirtamos el 11M en un día para superar los dos bandos.

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Y es noticia del día uno, que según el diario El País, que saca encuesta, Ciudadanos ganaría las elecciones en estos momentos. No es un dato baladí a 18 meses de las municipales y autonómicas. Con razón hay nerviosismo en el partido del Gobierno. La formación de Albert Rivera alcanzaría el 28, 9 % de los votos. PP y PSOE bajarían al 21,5 y al 19, 4 y Podemos tendría una mínima subida, al 17 %. La encuesta refleja que Ciudadanos se está beneficiando de votos de los dos partidos tradicionales, tanto Popular como Socialista.

Y desde Bruselas nos llega la noticia de que la ex consejera de Educación de Carles Puigdemont, Clara Ponsatí, ha abandonado al prócer y se ha marchado a Escocia. Aunque el independentismo ha querido presentar el hecho como una internacionalización del procés (porque dicen que así habrá representantes del Gobierno cesado en Bélgica, Gran Bretaña y Suiza, con Ana Gabriel) lo cierto es que Ponsatí se ha hartado y se ha marchado a la universidad en la que trabajaba cuando la llamaron para el procés.

Esta militante de ANC, que se presentó por las listas de Junts per Catalunya y es una dura de la inmersión lingüística, parece haber tenido suficiente de esperar con las manos cruzadas en Bruselas. Su partida deja más solo a Carles Puigdemont y es un gesto de realismo práctico. El 155 ha parado la intentona secesionista, la gente quiere volver a su trabajo y sus preocupaciones, y resulta conmovedor ver al ex president y a los suyos repitiendo la matraca del matrix independentista y empeñados, erre que erre, en proponer candidatos inviables sin que Cataluña tenga visos de poder tener un gobierno autonómico. En cierto sentido, Ponsatí representa mejor al catalán medio, que empieza a hartarse de tanta falta de realismo. El que sabe, como incluso Santi Vila y Carod Rovira han señalado, que la independencia de Cataluña no es viable.

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