Schlichting: “¿Cómo le ha quitado Pedro Sánchez el poder al Senado? Con un ardid que parece inconstitucional”

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¡Muy buenos días, España! Pues ya es verano, lo hemos inaugurado formalmente ayer. Hoy es sábado 22 de junio y se acabó la DANA. Hay tiempo estable y suben las temperaturas, a ver que nos dice luego nuestro José Manuel, en la Tertulia de Chicos, porque en Córdoba van a por los 38 grados. Las preguntas meteorológicas se las haremos a las 11:00 a Olcina.

Pedro Sánchez lamina el poder del Senado de manera inconstitucional

El Senado de España ha perdido su único poder irrevocable. Es el último capítulo del sanchismo, que se expande y expande por las instituciones siguiendo el modelo que en su día denunció Pablo Iglesias desde Podemos. Tomar las administraciones a fondo, con personal afecto, subyugar por completo a la Fiscalía General, hasta hacer del fiscal un títere ridiculizado, controlar el constitucional, usar el CIS para servicio del partido, amenazar a jueces y periodistas y, desde el jueves, quitarle a la Cámara Alta la única facultad coercitiva sobre el Gobierno, a saber, la posibilidad de vetar el techo de gasto.

Se trataba de un mecanismo bueno para España, para controlar las cuentas y evitar que se desbocase el déficit, pero molestaba a Sánchez, que bastante tiene con sobornar a sus socios para conseguir convencerlos de que a cambio le voten los presupuestos. ¿Cómo le ha quitado el poder al Senado, cuyos escaños son mayoritariamente del PP, que tiene el poder autonómico y local desde que ganase las elecciones? Pues con un ardid que parece inconstitucional, metiendo la enmienda en una ley que nada tienen que ver con las cuestiones de los Presupuestos: una ley de Paridad entre hombres y mujeres. En un apartado dice que si el Senado veta el techo de gasto para los presupuestos, el texto volverá al Parlamento y podrá ser aprobado allí por mayoría simple.

Es un truco sucio, pero funciona. Aunque el PP proteste al Constitucional, o incluso aunque el TC dicte la inconstitucionalidad del método, habrán pasado los meses suficientes para que Pedro Sánchez haya apañado las cuentas.

Polémica: Javier Milei recibe la Medalla Internacional de la Comunidad de Madrid

Mientras el Gobierno extiende sus tentáculos para socavar la separación de poderes y pone en peligro la pluralidad y las libertades, los medios intentan convencernos de que nuestro problema es Javier Milei. El incontinente presidente argentino vino ayer a España para recibir la medalla internacional de la Comunidad de Madrid y el follón se ha servido. Milei está en un experimento tan endiablado como interesante en su país.

El peronismo ha hecho de Argentina a lo largo de un siglo un país de paguitas y subvenciones, con un inmenso aparato estatal y muy baja productividad. Se da así la paradoja de que un país rico, con agricultura y ganadería históricas, con petróleo y minerales, está endeudado y padece una pavorosa inflación. Milei ha llegado con la tijera de podar y se ha puesto a recortar ministerios y a despedir funcionarios en un experimento sin precedentes que, por ahora, ha disparado los niveles de pobreza y malestar.

Mientras se lleva a cabo este intento de desmontar un sistema de paniaguados endémico y profundamente arraigado, Sánchez ha decidido hacer de él uno de sus enemigos exteriores. Ya se sabe que señalar un mal de fuera es la mejor manera de distraer a los de dentro. La cosa empezó con el ministro Óscar Puente diciendo públicamente que Milei se drogaba. El mandatario correspondió atacando la corrupción del régimen español y tachando a Begoña Gómez de corrupta. Del choque verbal hemos pasado a los hechos y España ha roto relaciones con un país tan importante como Argentina. Ya no tenemos embajador en Buenos Aires, como tampoco lo tenemos en Argel desde que Sánchez abandonó a los saharauis para apostar por Marruecos, sin obtener nada a cambio.

En este contexto, la invitación de la Comunidad de Madrid a Javier Milei para condecorarlo ha sido tomado como un bofetón en las barbas del Gobierno. Es el quinto mandatario que recibe la medalla regional, junto a Daniel Noboa, presidente de Ecuador, Juan Guaidó, expresidente del parlamento de Venezuela, Apostolós Tzitzikostas, expresidente del comité europeo de regiones y Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, pero ninguno de ellos ha generado tal polémica. Milei ha pasado por España sin ser recibido ni en Moncloa ni Zarzuela.

En la calle, miles de personas se dieron cita para corearlo en la Puerta del Sol. La presidenta Ayuso alabó su lucha por las libertades y en contra del colectivismo empobrecedor y las redes clientelares de los políticos socialistas. Se temían excesos verbales por parte de Milei, pero el presidente estuvo menos cáustico que otras veces y defendió su modelo político. En sus críticas a Sánchez apenas aludió a su incultura económica y sus ganas de permanecer en el poder y, con respecto a Begoña, se permitió solo una alusión lateral.

Desde Moncloa venden el viaje de Milei como un desafío institucional de Ayuso, pero lo cierto es que el controvertido líder tiene su público.

Imanol Pradales, nombrado lehendakari

La cosa nacional está hoy pendiente de la toma de posesión del nuevo lehendakari vasco. Como vamos tan deprisa ya nos hemos olvidado de las elecciones vascas, pero recordemos el subidón de Bildu y el golpetazo que se dio el Partido Socialista. Gracias a que al final el PNV salvó los muebles, un pacto entre el PSC y los nacionalistas conservadores permite por ahora que un tradicionalista vasco sea presidente local.

Imanol Pradales, cuya familia proviene de Burgos, es un caso interesante de asimilación. El abuelo luchó en el bando socialista en la guerra y se dan pocos casos allí de familias que pasen de la casa del pueblo a los batzokis del PNV. Pero tanto el padre como la madre de Pradales trabajaron para el partido, el primero en los servicios de seguridad y la segunda en los bares de los batzokis. Así que el chaval estudió con los jesuitas, se enamoró de Urkullu ya en la EGB y toda su carrera ha sido a la sombra del PNV, donde se le considera un tecnócrata capaz de representar a jóvenes prácticos.

Pero lo más bonito, lo más sorprendente de nuestra España es sin duda la alianza entre el nacionalismo catalán y Putin. El juez Joaquín Aguirre ha pedido al Supremo que investigue las conexiones de Puigdemont y sus amiguitos con Rusia.

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