Schlichting: "Europa debe saber que no aceptamos que la amnistía se salte los diques legales"

- 4 MIN

¡¡¡Muy buenos días España!!! Atmósfera despejada en casi toda España y un ascenso notable de temperaturas en Pirineos y Cantábrico. En Madrid, cielo azul, un día estupendo para manifestarse a las doce contra Puigdemont.

Más de cien asociaciones civiles, desde Convivencia Cívica Catalana Civil Catalana hasta la juvenil S’Acabat, convocan a las doce de hoy en la Plaza de Cibeles de Madrid. Se convoca a todo el mundo gente de Ciudadanos y UPD, del PP, de Vox y del PSOE. Desde la izquierda a la derecha. Leerá el comunicado final el filósofo Fernando Savater, con el que hablaremos en unos instantes.

Gracias a su pacto con el de Waterloo, ayer prometía el cargo el presidente Pedro Sánchez y sus frases se han convertido en meme.

Promete por su conciencia… No hay que ponerle musiquilla de fondo, ni doblar la palabra, ni colorear las imágenes. La conciencia y el honor de Pedro Sánchez es como tu Rólex o el mío, decía un chiste ayer. Sencillamente… no existen.

Si alguien quiere saber cuánto valen, que mire la cara del Rey en la ceremonia ayer. Merece la pena. La Corona sabe que está en el punto de mira. A la menor, el presidente promete la república a sus socios.

Y las tonterías se pagan. Moodys, una de las mayores agencias de calificación de deuda del mundo, la que indica dónde merece la pena meter el dinero, ha puesto sobre aviso a los inversores internacionales: dice que los acuerdos alcanzados entre el Gobierno de España los separatistas entraña riesgo político por la fragmentación de la sociedad española.

Es lo mismo que dicen los periódicos europeos, también de izquierdas. La Süddeutsche Zeitung alemana llamaba esta semana a Sánchez, “El partidor”, por partir al país en dos. Y Le Monde, el diario francés, pone: “El acuerdo del PSOE con Junts rescribe la historia en unas condiciones que hacen muy difícil la reconciliación de los dos campos. El señor Puigdemont podrá escapar a la justicia y volver a su país para continuar con sus sueños de independencia de Cataluña. La redacción del texto deja pocas dudas: son los independentistas lo que han dictado sus condiciones”.

Hay quien dice que las manifestaciones ya no pueden quitar a Sánchez de la Moncloa. Y no le van a quitar. Él ha cobrado ya su parte del pacto con Junts, de forma contante y sonante, con siete escaños que necesitaba para alzarse con el poder. Para lo que sirve esta manifestación es para dejar claro que lo que no le va a resultar fácil a Sánchez es pagar lo que ha prometido a cambio. Porque la Constitución prohíbe la amnistía y porque cada sentencia de los jueces va a ser peleada en los tribunales y en la calle.

Por ejemplo, ayer el Tribunal de Cuentas se negó a parar el procedimiento contra 30 líderes del procés, incluido Puigdemont, por lo que se gastaron en el golpe y su preparación. Lo pedían los abogados de los separatistas, claro, pero el fiscal, Manuel Martin Granizo ha dicho que aún no hay amnistía, sólo una proposición de ley.

El partido de Puigdemont ya ha empezado a bajar en las encuestas catalanas, porque este iba de héroe en el extranjero, y como ha vendido a sus compañeros para volver de Waterloo, ha perdido la capa de supermán. Veremos lo que aguanta, cuando la amnistía se demore meses y meses o cuando muchos de los cargos que se les imputan, por ejemplo blanqueamiento de capitales, no se vean abarcados por el texto que han pactado.

Sánchez es presidente, pero cada día de esta legislatura le va resultar un calvario. Ayer ya Junts y el Partido Nacionalista Vasco registraron conjuntamente en el Congreso la solicitud para crear dos comisiones de investigación. Una, sobre los atentados de Barcelona, que los indepes dicen que los hizo la policía española. La Otra, sobre la llamada operación Cataluña. Las comisiones parlamentarias suponen dar la razón a los independentistas en cuanto que el Congreso asume funciones de vigilancia judicial. El Gobierno dice que sus socios han asumido la Constitución. Nada más lejos, van a cumplir fielmente lo pactado, incluido el famoso lawfare.

Si a alguien le quedan dudas de por qué la gente se echa a las calles, que recuerde cómo las manifestaciones por la muerte de Miguel Ángel Blanco impulsaron la lucha contra Eta. O cómo las enormes manifestaciones contra el procés en Barcelona permitieron para el golpe independentista de 2017.

La voz de la calle no tiene efectos inmediatos pero es imprescindible para blindar el estado de derecho y recordar que estamos en una democracia, no es una república bananera.

Europa tiene que saber que nos indignamos porque nos pongan relatores internacionales para vigilar nuestra democracia. Que no aceptamos que la amnistía se salte los diques legales. Que Pedro Sánchez miente y es peligroso. Y que el sistema legal de España nos enorgullece y vamos a defender la separación de poderes.