Schlichting, tras las palabras de Óscar Puente: "Un ministro no puede decir que la justicia da igual"
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¡¡¡Muy buenos días España!!! Es sábado 17 de febrero y va a hacer sol y buen tiempo. A las 11 le preguntaremos a Olcina cuántos días durará esto y cómo viene la semana. Y es claro que las elecciones gallegas no van a estar pasadas por agua, lo que sin duda favorecerá la participación. La cosa está reñida y mañana os lo serviremos en directo en Cope y en TRECE TV.
Las posibilidades son sólo dos, o mayoría absoluta del PP o gobierno del Bloque Nacionalista Gallego con los socialistas. El BNG, que es socio de Bildu y ERC, con los que ya se presentó en candidatura conjunta a las elecciones europeas. En fin, os serviremos programación especial, Expósito liderando el espacio en la radio y Antonio Jiménez en la tele, donde estará servidora a las diez de la noche.
La noticia de hoy es la muerte de un hombre que se había convertido en un símbolo de la resistencia a la tiranía. Alexei Navalni ha fallecido en un campo de prisioneros en Siberia.
¿Quién era este Navalni?
El opositor se significó como enemigo de Putin cuando se enfrentó al candidato del oficialista para la alcaldía de Moscú en 2013 y quedó segundo. Desde entonces entró y salió de prisión. Se le impidió presentarse a las presidenciales de 2018 y, finalmente, se le condenó a un penal de máxima seguridad en la que ha muerto.
Los hombres no aprendemos jamás, tras los campos de exterminio, tras los gulags soviéticos que denunció Solzhenitsin, las mismas instalaciones de Stalin han sido retomadas a pocos kilómetros del Ártico para torturar a los presos políticos, que pasan tanto frío en las celdas de castigo que se cubren con papeles de periódico para no morir.
El régimen de Putin dice que Navalni, venía de una caminata, se sintió mal, se desvaneció y murió de un ictus. Nadie da crédito a la versión oficial, y además da igual, porque Alexei Navalni no habría muerto con apenas 47 años de no estar en el Ártico y haber padecido en el 2020 un envenenamiento del que se salvó huyendo a Alemania para tratarse allí.
La Unión Europea y los Estados Unidos han responsabilizado a las autoridades rusas. Desde Bruselas han señalado a Putin Charles Michel, Úrsula Von der Leyen y José Borrell y desde Washington, el propio presidente Biden.
Pese a que está prohibido y es muy peligroso, decenas de personas han depositado flores en memoria de Navalni en Moscú o en San Petersburgo, dándose cita en los monumentos a los represaliados políticos. También las embajadas rusas en toda Europa han visto desplegarse pancartas con la leyenda “Rusia mata”, como en París, o “Navalni es eterno”, en Copenhague.
Navalni engrosa la larga lista de periodistas, políticos, militares y opositores muertos en extrañas circunstancias y en definitiva eliminados. Se ha convertido en el símbolo de un autócrata que base su poder en el miedo, la represión y la alimentación del mito de la Rusia eterna y todopoderosa.
Putin, que se retrotrae a los zares y la era soviética, protagoniza hace dos años una guerra en el corazón del continente, en Ucrania, ha desequilibrado la economía de Europa y se ha lanzado a la carrera militar en el espacio.
En la tertulia de chicos, a las once y medio, abordaremos su última amenaza, una bomba nuclear, Cosmos 2543, que lanzaría a la estratosfera para destruir los satélites ajenos. Aquí está pasando algo gravísimo, que nos afecta directamente en España.
La relación de Puigdemont con Moscú
De la misma manera que influyó en el Brexit británico, el referendo independentista de Escocia o las elecciones norteamericanas, Vladimir Putin alienta los independentismos europeos sabedor de que eso debilita al continente. Por eso se le sigue en estos momentos una investigación, por parte del magistrado Joaquín Aguirre acerca de las relaciones de Carles Puigdemont con los enviados de Moscú, que prometieron dinero y apoyo militar.
Estos lazos, que para la mayoría de la gente pasan desapercibidos, entrecruzan los intereses ocultos de todos los nacionalismos, incluso llegan a nuestras elecciones gallegas, donde los representantes del BNG se negaron a aplaudir al presidente ucraniano Zelenski, el mayor enemigo de Putin.
Con motivo de la intervención de Zelenski ante el Congreso, en 2022, hubo cuatro personas que no aplaudieron: Enrique Santiago, miembro de Unidas Podemos; Albert Botran y Mireia Vehí, de la CUP catalana y el diputado del BNG por A Coruña, Néstor Rego. Es todo muy simple, quien divide a la Unión Europea, es amigo del dictador. Veremos qué pasa mañana en Galicia, porque también allí está en juego el futuro de la UE.
El "nuevo titular" del ministro Puente
Ayer nos dio el ministro de Transporte, Óscar Puente, un nuevo titular preocupante. Durante una visita a Cataluña para inaugurar el nuevo tramo de la B 40, entre Olesa de Montserrat y Viladecavalls, afirmó que perseguir el delito “no tiene sentido”. Como lo estás oyendo.
Para el ministro, el juicio y condena de los golpistas del procés, con toda su carga moral, da igual. Total, los van a indultar. Pues que no los juzguen. La afirmación es grave y cínica, me parece. Porque no es lo mismo que Oriol Junqueras haya pasado por la cárcel que no. Gracias al trabajo de los jueces, los cabecillas del golpe han sido públicamente señalados como delincuentes.
Otra cosa es que el Gobierno haya decidido indultarlos. Lo que Puente dice es que la justicia da igual. Que lo que la gente sufrió en Cataluña, los hostigamientos, las urnas falsas, el chantaje a los funcionarios de los colegios, los enfrentamientos, los ataques a las fuerzas de seguridad, todo ha de quedar directamente impune. Es, directamente, la deconstrucción del estado de derecho, y todo un ministro no puede permitirse esas afirmaciones.
Las cosas no dan igual, y prueba de ello es que las últimas cifras sobre desplazamiento de empresas revelan que las compañías siguen abandonando la región. No se sienten seguras de la evolución social y legal. Vamos a comprobarlo con números precisos que revelan el empobrecimiento de los catalanes por culpa de este nuevo procés blanqueado por Pedro Sánchez.