Schlichting: "El problema de España no es espiar a los golpistas, es que los golpistas sostienen al Gobierno"

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Pues ya ha llegado el buen tiempo. Cielos despejados, con temperaturas subiendo en todas partes. Como siempre, alguna nube por el tercio oriental y los pirineos, pero por lo demás, se superan los 30 grados en Extremadura y Andalucía, donde hoy cierran la Feria de Abril, que hay que ver la lata que le han dado a mi gitano, el pobre encerrado en casa, por la alergia, y todo ese follón en las calles. La noticia chiste es esa foto del ministro de Consumo, Alberto Garzón, de la que hablaremos luego con Carmen Lomana. Le han pillado con la boca llena de jamón y el vaso hasta arriba de cerveza, al ministro que nos pone verdes por abusar de la carne roja, el que nos recomienda el vegetarianimo y la abstinencia.

Y cuando estábamos felices, festejando el sol y pensando en el fin de semana, ha estallado un edificio en Madrid, en pleno barrio Salamanca, matando a dos personas, casi al mismo tiempo que en La Habana ha explotado uno de los hoteles más emblemáticos. El gas, el gas parece que ha sido la causa en los dos accidentes que nos recuerdan de forma inmisericorde nuestra extraña fragilidad. Un día estamos, al otro, no. La noticia ayer en Madrid era que al menos se habían encontrado los cuerpos de los dos trabajadores que perdieron la vida. Más de setenta vecinos fueron desalojados, hay 17 heridos y uno de ellos está muy grave.

Como un eco, del otro lado del mar llegaba la fortísima explosión del Hotel Saratoga, uno de los más emblemáticos y lujosos de La Habana, albergue de Madona o de Beyoncé cuando han visitado la isla. Un emporio de riqueza en mitad de la empobrecida vida de los cubanos. El estruendo fue de tal magnitud que se pensó en un atentado y el dictador, Díaz Canel, tuvo que personarse en la zona y explicar que era un accidente. 22 personas han fallecido, entre ellas un niño y una embarazada y al menos 70 han resultado heridas en las inmediaciones del hotel. El Saratoga, que se encuentra frente al Capitolio Nacional, sede del parlamento cubano, acabó derrumbándose casi por entero.

ESPIOJAJE POR DENTRO Y POR FUERA

Si no fuese tan pobre la metáfora, los edificios siniestrados de La Habana y Madrid podrían pasar por la imagen de nuestro lamentable gobierno, espiado por dentro y por fuera. Por fuera, porque si alguien piensa que los servicios de seguridad de otros países, empezando por Marruecos, pierden comba, está muy equivocado. Desde Sánchez, hasta sus ministros, todos tenían el teléfono trufado de Pegasus. Un sistema, lo hemos dicho en este programa hasta la saciedad, que deja huellas en tu teléfono y puede ser identificado, pero que no delata al que te ha entrado para espiar.

Y, por dentro, porque, como ha confirmado Paz Esteban, directora del CNI, 17 responsables del intento de golpe de Cataluña fueron espiados. Y yo me pregunto ¿Acaso podían no serlo? ¿Acaso puede un país responsable mirar hacia otra parte cuando se conculcan las leyes, se traiciona la Constitución y se rompe por la fuerza la convivencia? Por supuesto, naturalmente que fueron espiados y además con autorización del Supremo, como ha confirmado Esteban. Se les vigiló como se les habría vigilado en Francia, Alemania o Estados Unidos, en toda nación libre y normal donde está prohibido usar los colegios electorales para montar tus saraos privados, presionar a los funcionarios para que te obedezcan o someter a votación lo que a ti te viene en gana.

El problema de España no es espiar a los golpistas, es que los golpistas sostienen al Gobierno

El problema de España no es espiar a los golpistas. El problema de España es que los golpistas sostienen al Gobierno. A quien se lo tienes que explicar en el extranjero, no se lo cree. Que los enemigos que hay que vigilar son los socios de legislatura de Pedro Sánchez. Que los espía y los abraza a la vez. No me extraña que a los independentistas les de vueltas la cabeza, es que hay que ser muy perverso para hacer las dos cosas simultáneamente.

SÁNCHEZ Y ARAGONÉS SE VEN LAS CARAS

Claro, las escenas son de traca. Ayer se vieron las caras en Barcelona el presidente del Gobierno y el del ejecutivo catalán, Pere Aragonés. Asistían en el Circulo de Empresarios de Cataluña a la entrega de un premido a Ursula Von der Leyen. ¿Que pensarian ambos? Me hubiese gustado medir la profundidad de la mirada de Sánchez, qué terror. “Hola, querido amigo.... cómo te amo...confía en mí, que te espío cariñosamente”.

Cabría pensar que todo se ha roto, que el apoyo que ERC lleva prestando a Sánchez se ha ido al garete, pero eso ocurriría en un mundo de personas normales. No, no. Ayer se saludaron y quedaron en hacer una reunión para hablar de lo del espionaje. Pero van a seguir como si tal cosa. El presidente, durante su discurso de clausura confirmó que mantienen su política con los indepes y que aquí no pasa nada. Paralelamente, Puigdemont publicaba desde Bruselas un tuit en el que escribía “Iros a la mierda todos los que habéis violado nuestras vidas y las de nuestras familias. Miserales los que lo hacéis y los que lo justificáis”.

Es un mundo esquizofrénico. Insultos y abrazos a la vez.

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