“Cuando acabe este 'procés', que acabará, espero que empiecen otro porque me lo estoy pasando genial”

El escritor Albert Solar ha visitado Fin de Semana para hablar de su nueva obra y desmentir los argumentos del secesionismo

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“Cuando acabe este 'procés', que acabará, espero que empiecen otro porque me lo estoy pasando genial”

Cristina L. SchlichtingMiguel Soria

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En el avispero en que se ha convertido Cataluña es muy fácil derivar en dos posiciones dominantes”, explica Cristina: “Una hacerse el chulito porque todos los que mandan piensan como tú, que suele ocurrir cuando eres secesionista y, la otra, acompasarte a tu vida cotidiana, tu casa, tus hijos y tu trabajo y callarte lo más posible para no buscarte problemas, que es lo que incurre pues más de la mitad amplia de la población”.

“Es muy raro que una persona con un pensamiento libre y, desde luego, no secesionista, se exprese con libertad y con inteligencia”, asegura la directora del programa, “por eso por eso saludamos hoy a Albert Soler, muy conocido entre el gremio periodístico y de forma muy estimable. Se mantiene en este difícil oficio del periodismo en Cataluña, en Girona, y concretamente escribe en el diario de Gerona desde 2002. Ahora presenta un libro muy interesante sobre éste”.

“¿Cuál es la fuente de la fuerza tanto tiempo?”, le ha preguntado Cristina, a lo que Soler responde sin dudar que “hay gente a la que no le gusta buscarse problemas, pero a mí me encanta, eso me llena. Ir por la calle y que me feliciten me hace sentir mal, me gusta que me hagan pintadas en el periódico, que me insulten, esas cosas son las que dan vidilla a un periodista”, asegura entre risas, y añade que “en Cataluña se vive muy bien si te arrimas donde algunos quieren, pero no te voy a engañar, yo no me arrimo y no tengo ningún miedo, vivo en Gerona, que no es Ciudad Juárez, pero ya se sabe cómo son la redes, hay algún insulto, te llaman ‘traidor’, incluso alguna pintada que dice ‘Albert Soler, vigila tu espalda’, y yo lo atribuía a mi fisioterapeuta que sabe que paso muchas horas trabajando con mala postura”.

Soler en su libro va desgranando aspectos muy variados, por ejemplo cómo ha nacido toda una clase social que vive del procés, con una mamandurria gigantesca viviendo del dinero público: “He hablado con gente que conoce a personas de departamentos de la Generalitat y es increíble la cantidad de gente y de medios que son auténticos panfletos que no podrían subsistir por ellos mismos solo por su trabajo, pero van al despacho al que tienen que ir y dicen ‘vengo a cobrar una subvención porque soy un periódico digital pro independencia', y supongo que les debe caer una, y de eso viven. Hay cantidad de panfletos de esos”, relata el escritor.

También se dan casos de personas que aprovechan la circunstancia para subir profesionalmente, como relata él: “En Gerona, que nos conocemos todos, yo cojo el tren para ir a Barcelona y cada vez encuentro a más personajes conocidos que van allí a trabajar porque le han dado un cargo de director de un departamento o de una fundación o un museo… no te puedes imaginar la cantidad de gente que ha encontrado trabajo gracias a llevar un lacito amarillo colgado en la solapa y con sueldos impresionantes”, y detalla que “en las zonas residenciales de mi ciudad, en los pueblos de alrededor, cuanto más grande es la casa, ves un lazo amarillo o una estelada. Sin embargo, en los bloques más humildes apenas ves porque no tenemos tiempo de estar oprimidos, tenemos que trabajar cada día”.

Sobre este asunto, Soler explica que mucha gente ha decidido coger un tren que le va bien y le da beneficios: “Muchos que se pasaron el franquismo sin decir nada y ahora han encontrado la forma de decir ‘yo también soy revolucionario’, pero claro, cuando la cosa iba en serio no decían nada, pero ahora es muy fácil salir a la calle y decir que están oprimidos y decir ‘por la libertad’ porque ahora no pasa nada. ¿Por qué no mandan allí a Bea Talegón? Os acabaremos mandando a Pilar Rahola como venganza”, dice entre risas: “Es gente que está en declive y se ha encontrado con un nicho que alimenta su ego y su bolsillo. Nada gusta más a un catalán que venga alguien de España y nos dé la razón, lo adoptamos como una mascota y le damos galletitas en forma de subvenciones o de sueldos y mueve un poco la cola, nos dice que somos los mejores y ya está, a vivir que son dos días”.

Cristina le ha preguntado qué ha llevado a esta situación, a pedir la secesión, a lo que Soler afirma, como su libro, que “nos cansamos de vivir bien. Cataluña, hasta hace poco, era uno de los mejores sitios de Europa, una zona próspera, con libertades, lo teníamos todo y aún tenemos bastante, no han logrado cargarse todo, pero a este paso no seremos nada. Cuesta entender que alguien diga ‘queremos independizarnos porque no estamos bien sino oprimidos’, parece de chiste, si no, no hay manera de entenderlo”; es decir, que el nacionalismo extremo “podría ser una consecuencia del bienestar extremo, un vicio del dinero, creo que sí. El otro día, en Twitter, alguien que no conozco y es asturiano me decía que en asturiano hay una palabra que significa eso, ‘el hartazgo de tenerlo todo’”.

Han sido también conocidos sus momentos tensos con un icono del independentismo, Pilar Rahola, quien él recuerda que afirma estar ‘subyugada', algo que él asegura que es “totalmente mentira. Si hay alguien en Cataluña que está así es la gente no afín al régimen, a esos sí les cuesta. A mí me escribe gente que me dice ‘lo siento por no poder decir en tu comentario que me gusta porque tengo un trabajo y debo conservarlo’, pero me reconocen ser su voz, y me parece muy triste”.

Otro ejemplo personal es el de la fiscal Ana Magaldi: “Hizo su trabajo”, explica Soler, “estuvo haciendo de fiscal y, al entrar en la Audiencia, había mucha gente llamándola bruja, putifera, traidora… y no hacía más que su trabajo. Supongo que esta gente que vive en su arcadia particular piensa que, por ser catalán, no puedes acusar a ningún catalán, esa debe ser su idea de la Justicia”.

Sobre el hecho de que la mujer de Puigdemont cobre 6.000 euros al mes por un programa de televisión para aprender inglés, el escritor lo describe también con humor: “A un catalán secesionista le encanta porque todo lo que sea a favor de Puigdemont, familia o amigos le encanta, eso desmiente que los catalanes son tacaños. Si es para sus líderes no hay tacañería que valga. El objetivo es el advenimiento de una época donde, de nuevo, unos cuantos se repartan el pastel y están soñando con que, en ese momento, van a tener mucho. Y alguna enfermedad mental tiene que haber por medio, yo no creo que este hombre esté bien de la cabeza, alguna patología tiene que tener. Cualquier día creo que le veremos con un embudo en la cabeza y creyéndose Napoleón, si no, no me cabe en la cabeza sentirse un líder o un mesías que tiene que llevar a un pueblo a la tierra prometida”.

¿Tiene remedio el procés? “Digo medio en broma medio en serio que espero que no”, afirma otra vez entre risas, “porque yo me lo paso muy bien y me dan temas cada día para columnas. Cuando acabe este procés espero que empiecen otro. Ahora, si tengo que responder en serio, creo que se va a enquistar y va a acabar como una enfermedad que se mantiene. Esta gente va a continuar un par de veces al año manifestándose, un día la semana cortando una carretera pero cada vez con menos ganas y conviviremos con eso, pero sin ningún daño”.

Acerca del nuevo gobierno de la mano de ERC, Soler afirma tajante que “no se puede explicar en el extranjero, no lo va a entender”, y hasta explica que “esta ‘pobre gente’ de ERC ahora se encuentran con que les están acusando de traidores también allí porque los puristas de Puigdemont no soportan que ERC dé apoyo al Gobierno español, y ahora ellos sufren en sus propias carnes que les llamen traidores y les hagan pintadas en sus sedes, es su penitencia”.

Por último, preguntado sobre la ruptura de la izquierda, con un PSOE resquebrajándose, con dos lados bien diferenciados como son Felipe González y Pedro Sánchez, y con Page expresando sus quejas por los pactos con los independentistas, Soler lo explica: “El PSOE hace lo que ha hecho es lo que han todos, buscarse un aliado y a ver qué pasa. Yo lo dije: veo que hay gente, de buena fe quizá, progresistas, que apoyan al lacismo, al independentismo, en el sentido de que realmente creen que hay una opresión. Y aprovecho para decirles que dejen de estar engañados, que es mentira, que ahí los únicos oprimidos son los demás, que no se dejen engañar de que el lacito amarillo es un cosa romántica de querer libertades. Significa, simplemente, yo soy de los buenos y el resto son malos, y hay mucha gente en España con buena fe que apoya a los del lazo y se están equivocando. Lo progresista es ayudar al débil, y hoy en día los débiles en Cataluña no son los del lazo sino los demás”.

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