Dime qué refranes usas y te diré cuánto de romano tienes

Paco Álvarez, historiador, divulgador y autor de 'Mitomorfosis' pasa por Fin de Semana con Cristina para descubrirnos que nuestros dichos son mucho más clásicos de lo que pensamos

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Dime qué refranes usas y te diré cuánto de romano tienes

Cristina L. Schlichting Miguel Soria

Publicado el - Actualizado

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Viene por Fin de Semana con Cristina un romano hispano que siempre nos intenta convencer de que somos todavía muy romanos después de dos mil años y esta semana nos quiere demostrar que la mayoría de los viejos refranes castellanos realmente son romanos.

Él es Paco Álvarez, autor de ‘Mitomorfosis’, y cuenta que los refranes de toda la vida, los del refranero castellano, son tan antiguos que tienen su origen en la antigua Roma: “En la mayoría de los casos sí, casi todos los refranes que salen en el Quijote ya los decían los antiguos romanos hace 2.000 años. Intelligenti Pauca, es decir, al buen entendedor, con pocas palabras basta”.

Bueno, es posible que haya uno o dos refranes que se vengan diciendo tanto tiempo, pero la mayoría son castellanos, ¿no? ¿O hay tantos refranes antiguos? “Empezamos mal y ya se sabe que lo que mal empieza mal acaba, es decir, ‘mali principii malus finis; hay refranes tan antiguos que, por ejemplo, San Jerónimo, el traductor de la Biblia al latín, ya los calificaba como muy antiguos en su época, como el que dice ‘noli equi dentes inspicere donati’, es decir, a caballo regalado, no le mires el dentado… o incluso refranes romanos que se decían de distinta manera cuando éramos paganos, como ‘cum Minerva etiam manus move’, rézale a Minerva, pero mueve tus manos, que es lo mismo que a dios rogando y con el mazo dando, pero sustituyendo a Minerva, diosa antigua por Dios, o en ‘caelo tonantem, credidimus Iovem regnare’, creemos que Júpiter existe cuando truena, que es el antecesor de acordarse de Santa Bárbara cuando truena”.

Y... ¿hay otro tipo de refranes romanos que todavía utilicemos? “Claro que sí”, detalla el experto, “montones, incluso muy rurales, como el de que el ojo del amo engorda el ganado, que los romanos decían que el ojo del amo fertilizaba la tierra ‘oculos domini, res agro saluberrimas’, y que se atribuye incluso a Aristóteles y es citado por Plinio el viejo como refrán antiquísimo. Incluso tiene otra versión que dice que es la huella del dueño la que hace fértil la granja. También el refrán, que se suele considerar árabe, de ‘ladran, luego cabalgamos’, es romano. Ellos decían que a los caballos no les preocupa que los perros ladren: ‘Equus non curat canem latrantem”.

Desde luego no da tiempo en un programa a repasarlos todos: “Me temo que no pero nos hacemos una idea. No voy a preguntar por un refrán cualquiera para decir su versión latina porque parecería preparado, pero os garantizo que muchos, muchísimos, son romanos, algunos tan usados como el de que pez grande se come a pez chico, que ellos decían igual, ‘Piscis vorat minor maiorem’, o algunos tan enrevesados como el de que ojos que no ven corazón que no siente, que ellos decían ‘Quid oculus non videt cor non dolet’, frase que aparece casi igual en la primera carta de San Pablo a los Corintios y que también en latín, fue la primera frase del software del Apollo 11 (vaya, cohete con nombre de dios romano) escrito por la programadora mujer y negra Margaret Hamilton, gracias a quien llegamos a la Luna (nombre de diosa romana, por cierto)”.

Antes de irse Álvarez cuenta otros tantos que son romanos y no lo sospechábamos: “Por ejemplo ‘Mala herba non interit’, que quiere decir mala hierba nunca muere, o ‘Dum spiro, spero’, que es una frase de Cicerón que quiere decir que mientras hay vida, respiro, hay esperanza, espero. O la frase tan bonita de Horacio que dice que ‘O está loco, o es poeta’, en latín: Aut insanit homo, aut versus facit, ahora modernizada por el poeta francés J. Pierre: ‘Estaré loco, pero al menos puedo volar’”.

Queda claro que nuestros refranes que, creíamos tan clásicos, son todavía más clásicos de lo que pensábamos. Y con esto llega la despedida: “Vuelvo pronto y me despido con otro refrán, bien está lo que bien acaba, ‘Bonis est quae bonis finis’. Valete omnes, adiós a todos, amigos romanos”.

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