Santiago, el chaval autista que canta a la puerta de su hermano

Eli Ledesma vive el confinamiento contagiada y con su hijo autista

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Los autistas frente a los insultos por poder pasear por la calle

Redacción Fin de Semana

Publicado el - Actualizado

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Son muchas las situaciones de los españoles. Algunos viven con familiares en el hospital, otros soportan el virus en casa a base de Paracetamol, pañuelos y mucha paciencia. Y hay gente que lleva este pack al completo y, por si parece poco, tienen a un hijo que sufre autismo.

Fin de Semana ha podido entrar en la casa de Eli Ledesma, donde su hijo autista adora a uno de sus hermanos y ahora tiene que hablar con él a través de una puerta. Pablo es el adorado, reposo de su hermano autista, que según cuenta esta madre de familia, “sigue estable en la UVI, esperando que poco a poco vaya recuperándose”.

Santiago es autista, “es especial en todos los sentidos, una bendición de niño, muy rígido y le cuesta romper los esquemas, pero poco a poco se va adaptando porque poco a poco le hemos ido educando en eso. Tiene una gran capacidad de memoria. Los niños autistas suelen desarrollar mucho una faceta, en este caso, son los números”. Tiene una enorme sensibilidad musical, “cuando Gonzalo estaba en la UCI, Santiago nos pone el réquiem de Mozart”.

Santiago ha conseguido interiorizar que no se puede salir de casa, aunque los discapacitados sí que pueden dar una vuelta. “Mis hijos salían pasear con Santiago. Todos los autistas tienen que salir a pasear, porque si no la casa se convierte en una locura. Él llevaba su certificado, los carnets, pero un día volvió a casa y dijo que no volvía a salir porque todo el mundo me mira mal. Me ha parado la policía tres veces, que me decían que, si no era a la compra o a la farmacia que no, o sea que no debían estar tampoco muy enterados” comenta su madre.

Del agobio, no volvió a salir. Ahora se plantea que se les ponga un brazalete, “para que la gente entienda que es una persona especial, y que no les miren mal”. Santiago ha aprendido que no debe salir, como también ha aprendido que con su hermano Pablo no puede hablar, “por la situación de aislamiento” comenta Eli Ledesma. “Santiago en un momento, aplaudiendo a las ocho a los sanitarios, descubrió que Pablo estaba en la ventana, lo que le llevo a la conclusión de que podía relacionarse con él. Ahora lo hace a través de la puerta. Una mañana Santiago estaba sentado en el pasillo al lado de la puerta y Pablo desde el otro lado, le cantaba canciones con la guitarra” cuenta la madre.

Es una relación muy especial que, con el confinamiento, ha supuesto una evolución, tanto en el comportamiento de Santiago como en la concepción de todas las situaciones que él podría no llegar a entender.

Escucha la entrevista completa en Fin de Semana con Cristina López Schlichting.

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