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Las ONGs permanecen alerta ante posibles llegadas de barcazas a la costa de Lesbos. FOTO cope.es
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Isaac Pérez es catalán y desde hace más de un mes se encarga de atender de forma desinteresa a los refugiados que han llegado a la isla huyendo de Siria
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El drama de los refugiados se percibe en cada esquina de la isla de Lesbos. En la orilla del mar todavía quedan restos de las últimas de barcazas que llegaron hace dos días. En ella, mujeres y niños buscaban un futuro mejor. De momento, lo han encontrado en el centro de refugiados de Pikpa, a escasos kilómetros de la capital de Lesbos. Se abrió hace tres años y medio y por él han pasado más de 5.000 residentes. Sus responsables así los llaman porque "les dignifica". Uno de estos responsables es Isaac Pérez. Un catalán de 45 años que un día decidió dejarlo todo y venirse a ayudar a Grecia. "Ayudar a esta gente es una de las experiencias más gratificantes de mi vida", asegura a los enviados especiales de COPE a Lesbos. Él se encarga de coordinar las labores de este centro improvisado. Antes era un camping. El centro tiene varias dependencias. Un comedor común, una zona de recreo para los más pequeños y las casetas para dormir. El día amanece de forma distinta para cada uno de los refugiados. Sobre las 11 se reparte la comida y a partir de ahí se atiende a los niños para que no pierdan la escolarización. El centro subsiste gracias a las donaciones privadas. "Quieren eliminar los campos de refugiados no oficiales", advierte Isaac a COPE. Un día antes de la llegada del Papa, la normalidad en el centro es normal. Los refugiados no saben que viene el Santo Padre. Hoy toca clase de repostería. Una forma de olvidar la vida que dejaron atrás.