Schlichting: “Garzón se ha convertido en una carga y un peligro andante con consecuencias políticas”
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¡Muy buenos días, España, bienvenido a tu programa de Fin de Semana! Es día 15, ya estamos a mitad de la famosa cuesta de enero, ánimo. Suben los precios, hay inflación del 6,5 pero dice Pedro Sánchez que en primavera se pasa todo. Hace un tiempo que llaman anticiclónico, o sea, con cielos despejados y temperaturas muy bajas, con heladas matinales sobre todo en el norte, centro y sureste peninsular. Nuestro hombre del tiempo nos dará las claves a las once.
Hoy ya puedes comprar los tests de antígenos en las farmacias a 2,90 euros, tras la regulación realizada por el Gobierno. Una pena que se haya perdido la oportunidad de tirar los precios, vendiendo los tests en los supermercados, como hacen en Francia, Alemania o Portugal.
Yolanda Díaz y el desplante a Podemos
Hay que ver el ansia que tienen algunos por controlarlo todo, aunque nos cueste más a los demás. Yolanda Díaz, por ejemplo, la vicepresidenta que le hace la competencia a su jefe, Pedro Sánchez, anunciaba ayer en el Círculo de Bellas Artes de Madrid su proyecto para que los trabajadores gestionen las empresas, votando, incluso en las pequeñas. Según la vicepresidenta “lo que se produce, cómo y cuándo se produce deben ser ámbitos en los que los trabajadores tengan poder de decisión”.
Para saber lo que se estila y lo que no, es interesante seguir estos días a esta mujer guapa y estilosa que tiene previsto convertirse en presidenta española y liderar la nueva izquierda. Y lo que no se estila, es el ministro de Consumo, Alberto Garzón. Mira que es de su cuerda política, bueno, pues cuando le han propuesto a Yolanda Díaz que haga campaña por Podemos en Castilla y León, ha dicho que tenía otras cosas que hacer. Y ha mandado a Irene Montero a lidiar con ese toro. Y es que nadie con ambición política quiere subirse a la barca del apestado, el que ha sembrado en la opinión europea la idea de que la carne que vende España es mala.
Las consecuencias de la polémica de Garzón y las granjas
El pobre ministro de Agricultura y ganadería, el socialista Luis Planas, no sabía qué hacer esta semana para arreglar el roto hecho por Garzón con sus torpes declaraciones al periódico The Guardian. Planas Ha recorrido tertulias, medios de comunicación y asambleas ganaderas subrayando la calidad de la carne española y ayer recibió el respaldo del Comisario Europeo de Agricultura, el polaco Yanos Woichekovsky, de visita en nuestro país.
El daño que se ha hecho. Alberto Garzón, que ha arremetido sucesivamente contra el aceite de oliva español, el jamón ibérico español o los juguetes españoles, no ha podido abstenerse con la producción cárnica.
De paso, su activismo ecologista desenfrenado le ha hecho la campaña electoral a Alfonso Fernández Mañueco, el candidato del PP en Castilla y Léon. No porque haya reducido las expectativas de voto de Podemos, que eran muy escasas (se calcula que entre uno y tres escaños), sino porque de camino se ha cargado la campaña electoral del PSOE, que es el socio de Garzón en el Gobierno central.
Hasta ahora tener a Alberto Garzón en el Ejecutivo tenía su aquel para Pedro Sánchez. Era la cuota verde, el que hablaba de alimentación vegana, de quitarnos la carne del menú y hasta de desterrar el color rosa de los juguetes de las niñas. Cuando metía la pata, cosa que hace con cierta frecuencia, demostraba además que los de Podemos son peligrosos y zafios y que el socialismo es la opción más madura y razonable del votante de izquierda. Era como tener una aprendiz de segunda en el Gobierno. A partir de ahora, sin embargo, Garzón se ha convertido en una carga de profundidad, un peligro andante con consecuencias políticas. Veremos qué pasa en Castilla y León el 13 de febrero.