En 'Fin de Semana'

¿Había Mundial de fútbol en el Antiguo Egipto?

La presidenta de la Asociación Española de Egiptologia, Rosa Pujol, lo explica en 'Fin de Semana'

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Rosa Pujol, presidenta de la Asociación Española de Egiptología, en 'Fin de Semana'

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Por las cosas que Rosa Pujol nos ha estado contando en anteriores ocasiones sobre el Antiguo Egipto, creemos adivinar que los egipcios eran un pueblo bastante feliz y que disfrutaban de la vida. Un clima benigno y unas buenas cosechas ayudaban a ello.

Pero ¿a qué dedicaban su tiempo libre? ¿Hacían deporte? ¿Había competiciones deportivas?

Ahora que empieza el Mundial de Fútbol en Rusia, nos asalta la duda de saber si los antiguos egipcios jugaban a algo parecido, usando algún tipo de pelota que empujasen con los pies.

La presidenta de la Asociación Española de Egiptologia, Rosa Pujol, nos puede aportar algunas respuestas a la existencia del deporte en el antiguo Egipto.

Desde que el mundo es mundo, al hombre le han atraído los juegos. Esto puede deberse a diversas razones, como pueden ser el riesgo, o dominar determinadas habilidades, el reto de despejar incógnitas, la competición, la diversión, o incluso el poseer algo apetecido ganándoselo a alguien, aunque sea por azar. Los egipcios no fueron diferentes. Y lo más sorprendente es comprobar que seguimos jugando a muchos de los juegos que ellos ya practicaron hace 5.000 años.

Los antiguos egipcios disfrutaban de la vida, como hemos visto en diferentes aspectos de su vida cotidiana, y los juegos, naturalmente, no podían faltar en una sociedad de natural alegre. El clima influye de manera decisiva sobre el comportamiento de los habitantes de una zona geográfica. De todos es sabido que en climas calurosos es más fácil la relación humana entre vecinos y la vida de cara al exterior que en climas fríos, donde la tendencia natural es quedarse en casa a resguardo de las inclemencias climatológicas.

A la vista de lo que nos han dejado representado en las paredes de tumbas y templos, y de los objetos encontrados en excavaciones, podemos afirmar que a los egipcios de todas las épocas les gustaban los juegos de todo tipo, tanto de interior, como de exterior, igualmente de habilidad o de fuerza, de azar o de estrategia.

A pesar de la rigidez en la temática de la decoración funeraria y de los templos, en muchas ocasiones surgen estas escenas de juegos y deportes que, sin duda, nos aportan un aire fresco y nos acercan a un mejor entendimiento de esta fascinante civilización.

Debemos tener en cuenta que su trabajo en el campo sólo podía desarrollarse con luz natural, por lo que tenían bastante tiempo libre desde el fin de su jornada de trabajo hasta la hora de ir a descansar. Este era el momento en que celebraban sus reuniones con amigos y aprovechaban para jugar a alguno de los múltiples juegos que tenían. No nos estamos refiriendo a los grandes banquetes de la nobleza que todos conocemos, sino a unos ámbitos mucho más reducidos y domésticos.

Precisamente en estos grandes banquetes es donde vemos bailarinas, músicos, acróbatas, etc. Esto podría englobarse dentro de los deportes-espectáculo que sólo podían permitirse la corte o la nobleza, aunque también estas actividades formaban parte del ocio.

Muchas de las actividades que a lo largo de la historia han derivado en simples deportes, como puedan ser la caza, la pesca o la lucha, tuvieron en sus orígenes una función práctica, como podía ser el sustento, o los entrenamientos militares.

En el capítulo de los juegos infantiles tampoco hemos inventado nada nuevo, y nuestros niños siguen jugando casi a lo mismo. Al igual que hacían algunos de nuestros padres, y sobre todo nuestros abuelos, los padres de los niños egipcios fabricaban juguetes para sus hijos, si bien los juegos infantiles favoritos eran los que se jugaban en grupo al aire libre y que implicaban correr, saltar, perseguirse, etc., como tendencia natural de los críos.

Los juegos de mesa, en cambio, estaban más bien orientados a los adultos, ya que requerían mentes más maduras para poder practicarse. Algunos de los juegos de mesa llegaron a tener gran carga simbólica y religiosa, como es el caso del Senet, el Mehen o los Perros y Chacales. Lamentablemente sabemos poco de las reglas de estos juegos, aunque sí hay teorías que muy bien podrían aproximarse a la realidad. Algunos de ellos aún siguen practicándose hoy día en Egipto, y eso ha facilitado su comprensión.

En cuanto a los soportes físicos de estos juegos, evidentemente variaban según la clase social de los jugadores. Podían ir desde algo dibujado en el suelo formando casillas o dibujos, hasta verdaderas joyas de la ebanistería. De la misma manera, las fichas y las piezas para contar tiradas podían variar en forma y material y ser de arcilla, hueso, marfil, madera, por lo que igualmente podían ser absolutamente rudimentarias y poco duraderas, como auténticas obras de arte.

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