¿Somos cada vez menos inteligentes? Los hábitos de alimentación o las redes sociales podrían tener la culpa

La curva de la inteligencia humana parece estar doblegándose, o eso dice un estudio de la Universidad Northwestern, que ha concluido que el cociente intelectual mundial está descendiendo por primera vez en décadas, desde 1938. Normalmente el coeficiente intelectual iba aumentando exponencialmente. La razón principal era el acceso generalizado a la educación, y también ha influido la mejora de la alimentación y el desarrollo en general del Estado del bienestar.

La investigación de la Universidad Northwestern está basada en una prueba de personalidad online realizada a un total de 400.000 estadounidenses. Los datos recabados por los investigadores reflejan resultados más bajos que pruebas similares realizadas anteriormente. El cociente intelectual, que creció en torno a dos o tres puntos de media por cada década, se está doblegando.

¿Cuáles se creen que puedan ser las causas de esta caída? Cambios en la alimentación, peor estado de salud general, empeoramiento de la educación y del medio ambiente, y tal vez también un mal uso de las redes sociales, pueden haber influido.

“A mí lo que más me choca son los cambios de hábitos que ha habido en torno a todo lo audiovisual, que yo creo que se le da más importancia que a lo real", comenta la endocrina Carmen Candela. La doctora también achaca los resultados de la investigación a que “las familias han disminuido, y se vive menos en la calle, menos socialmente y más endogámicamente. Hay menos interacción social. Muchas veces hemos hablado de que la gente cuando está en un restaurante está mirando al móvil, no está mirándose a los ojos".

Por su parte, el psicólogo Pedro Martínez destaca que hay que tomar con cautela los datos extraídos del estudio norteamericano. “La prueba que se ha utilizado es con una población muy limitada”, ya que solo se ha hecho entre la población estadounidense. “Si somos un poco exhaustivos en cuanto al análisis de esta prueba, observamos que tiene alguna carencia. Está dirigida hacia la personalidad y, por lo tanto, el reclamo que se le plantea a las personas que la completan es que van a hacer un estudio de personalidad, y luego al final hay alguna prueba de inteligencia o capacidad cognitiva”. De ahí que esté surgiendo un debate acerca de la fiabilidad y la validez del estudio, como indica el psicólogo. Además, considera que existe cierta contrariedad en todo esto, pues hay países en los que es verdad que está bajando el cociente intelectual, según diversos datos recogidos, pero en cambio en otros se está viendo incrementado.

Dejando ya aparte la investigación en sí, Carmen Candela apunta que "la inteligencia, como todo, hay que trabajarla y entrenarla, y ahora mismo se trabaja mucho más el cuerpo que la inteligencia”, opina. “El éxito tiene que ver más con lo físico que con lo intelectual”.

Para Candela, este problema quizás viene desde la educación y la formación que se tiene desde niños. “Realmente ahora se educa mucho más en las emociones y en los sentimientos que en la verdad”.

En este sentido, también está el debate en cuanto a lo que entendemos por inteligencia, como apunta Pedro Martínez. Tenemos lo que conocemos como capacidad cognitiva, pero también la inteligencia emocional. Por tanto, en la situación actual que vivimos la inteligencia puede “estar decreciendo en cada uno de estos aspectos o simplemente se está adaptando a los mismos”, señala el pasicólogo. “A lo mejor necesitamos otro tipo de herramientas”.

Otro aspecto que a lo mejor también está influyendo en que nuestro nivel de inteligencia esté bajando es que nuestro estilo de vida es quizás demasiado estable o tranquilo. “Estar en zonas de confort te atonta”, afirma la endocrina, que argumenta que "la resolución de los problemas y el nivel de adaptación es lo básico de la inteligencia del ser humano”.

Antiguamente nuestros padres y abuelos se sabían de memoria números de teléfono o las lecciones del colegio, pero "ahora mismo la memoria no se ejercita”, recuerda Candela. Por ejemplo, hemos dejado de hacer cuentas a mano y solemos coger la claculadroa para cualquier operación que necesitemos hacer.

Martínez coincide en que el debate está en la educación actual y en la metodología que se usa para enseñar a los niños. “Hemos comentado ya alguna vez la importancia de la escritura, y cómo progresivamente se va sustituyendo el aprendizaje por algo más mecánico y tecnológico, y esto al final hace que el cerebro luego no pueda desarrollar determinadas destrezas y va pasando factura”.