Un adiestrador de perros apunta el error más común que cometes al educarlo: "Hay mucha desinformación"

Mucha gente se guía por esas técnicas, por esos métodos que no son adecuados, provocando que el perro se someta a mucho estrés

Familia paseando con un perro pequeño cerca de la Puerta del Sol, Madrid, España, resplandor del atardecer
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Poniendo las Calles

Juan Carlos Castilla, director y fundador de la adiestradora canina Noblecan

José Manuel Nieto

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4 min lectura

En la época navideña, el deseo de sumar un miembro más a la familia es común, y muchas personas optan por la adopción o compra de un perro. Pero este proceso va más allá de la simple adquisición de una mascota. La educación y el bienestar de un perro son cruciales para garantizar una convivencia armoniosa y feliz. Sin embargo, como explica Juan Carlos Castilla Elena, experto en adiestramiento canino y fundador de Noblecan, hay un error que cometen muchas personas al intentar educar a sus perros: el empleo de métodos desfasados y poco efectivos.

En una entrevista en Poniendo las Calles, Castilla, quien cuenta con más de 17 años de experiencia en el sector, explica que uno de los mayores problemas a la hora de educar a un perro es la desinformación que sigue circulando. Aunque existen métodos modernos basados en la comprensión del comportamiento animal, todavía son muchas las personas que recurren a prácticas antiguas, que no solo son ineficaces, sino que pueden generar un daño emocional en los animales.

"Hay mucha desinformación, muchos métodos de la vieja escuela, como se dice, que no son adecuados", señala Castilla. Según su experiencia, estas técnicas, que a menudo incluyen castigos físicos o reprimendas severas, son contraproducentes. En lugar de fomentar el aprendizaje, lo que provocan es un aumento del estrés en el animal. "Estas sesiones de trabajo ponen al perro bajo mucha presión", explica el adiestrador, "y esto lo único que consigue es que el perro esté estresado y no aprenda de forma efectiva".

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Un perro con un juguete

Castilla también destaca otro error habitual en el adiestramiento canino: forzar al perro a realizar ejercicios demasiado complejos para su nivel. "Es como si a un niño le pidieras que aprenda álgebra antes de que haya entendido la aritmética básica", explica. Un buen adiestramiento debe seguir una progresión lógica, comenzando con tareas simples y aumentando gradualmente la dificultad según el perro vaya aprendiendo y adaptándose. El proceso debe ser respetuoso con el ritmo del animal, y siempre debe dejarse margen para que el perro se entusiasme por aprender en lugar de sentirse abrumado.

El impacto de la energía del tutor

Otro factor clave que Castilla subraya es el impacto de la energía de los tutores sobre los perros. Los animales son muy sensibles al estado emocional de sus dueños, y si el tutor está nervioso o irritado, lo más probable es que el perro también adopte ese mismo comportamiento. Por ello, el tono de voz y la calma en las interacciones son fundamentales para establecer una relación basada en el respeto y el entendimiento. "Si hablas en un tono calmado y relajado, el perro captará esa energía y se tranquilizará", explica Castilla.

A este respecto, señala que la educación canina no debe ser una tarea agresiva, sino un proceso basado en la conexión emocional y el refuerzo positivo. El adiestrador insiste en que gritarle o golpear al perro nunca es la solución. "Los perros no entienden el castigo físico, solo generan miedo, y eso nunca es efectivo para modificar comportamientos", añade.

Para Castilla, la clave de una relación exitosa con cualquier perro, ya sea adoptado o un cachorro, es el vínculo emocional. "El perro tiene que sentir que cuenta con su tutor, que está guiado con paciencia, constancia y cariño", explica. A través de este vínculo, los perros pueden superar traumas pasados, como los que algunos animales adoptados de protectoras pueden haber sufrido, y adaptarse mejor a su nuevo entorno.

La gente y un perro caminan por el puente romano ascendente con la ciudad de Salamanca y la catedral al fondo

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La gente y un perro caminan por el puente romano ascendente con la ciudad de Salamanca y la catedral al fondo

En este sentido, el adiestrador advierte que, si bien el proceso de educación de un perro puede ser largo y desafiante, es completamente posible rehabilitar a perros que hayan sufrido trastornos emocionales o comportamentales. "La mayoría de los problemas tienen solución, pero todo empieza con el respeto mutuo y la dedicación", asegura.

Errores comunes al educar un cachorro

Para quienes se inician en la educación de un cachorro, Castilla ofrece algunos consejos prácticos. Uno de los más importantes es enseñar al perro a hacer sus necesidades fuera de casa. Este proceso puede parecer sencillo, pero es fundamental entender que los cachorros no nacen sabiendo dónde deben hacer sus necesidades. Es necesario observar sus rutinas, salir con ellos a horarios específicos y premiarlos cuando lo hagan bien. "El perro tiene que asociar que hacer sus necesidades en la calle le trae una recompensa", comenta.

Además, insiste en la importancia de no regañar al perro si se equivoca. "El castigo solo crea confusión y no enseña al perro qué hacer correctamente", afirma. Por el contrario, la paciencia y la consistencia son esenciales para que el perro aprenda de manera efectiva.

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