La tradición cristiana de los huevos de Pascua

El huevo es el símbolo de la vida, el conejo del camino y vocación del cristiano

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La tradición cristiana de los huevos de Pascua

Redacción Fin de Semana

Publicado el - Actualizado

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¿Sabes de dónde viene la tradición de los huevos de Pascua? Un símbolo que, desde antiguo y en muchas tradiciones, ha significado fertilidad, renacimiento o inicio, pero que con el tiempo ha ido perdiendo el significado.

Se mezclan dos tradiciones. Viene un poco a pasar lo mismo que con Papá Noel o con el Espíritu de la Navidad, recursos que han servido a la historia para secularizar las fiestas cristianas.

Nos remontamos a siglos atrás, cuando la tradición en Pascua de Resurrección conmemoraba dicho acontecimiento con un huevo duro cuya cáscara estaba pintada de colores vivos, y tiene un profundo arraigo en la tradición cristiana. Los misioneros en tierras germánicas utilizaban la figura del conejo para establecer una metáfora en el camino del cristiano. Lo cuenta Alejandro Bermúdez, director del Grupo ACI, “donde el conejo simboliza el ascenso del cristiano hacia la resurrección gracias a sus patas delanteras y el huevo era un método de catequesis para los niños, que simbolizaba como la vida puede pasar de algo inanimado a algo animado. Una tradición que todavía se representa en países de Europa”.

Además tiene su historia en el ámbito de las celebraciones ortodoxas de Europa del Este, como nos ha contado Andrey, párroco de la catedral de Santa María Magdalena, perteneciente a la ortodoxia rusa: “todos los años podemos ver a los fieles que vienen con huevos pintados de rojo para ser bendecidos al principio de la Semana Santa y luego ser consumidos en Pascua”.

En la cultura norteamericana, en el ámbito de la Pascua y en la Parroquia, entre celebraciones de la misa, los padres esconden a los niños huevos de chocolate o de plástico por el jardín de la parroquia, pero es un día en el que les dejan comer los dulces y no se pelean con ellos, porque están celebrando la Resurrección. Esto es lo que se ha secularizado, quitándole el sentido cristiano y dejando solo el conejo que esconde los huevos.

Desde hace años se consume en tierras mediterráneas un postre conocido como Mona de Pascua, una torta coronada por unos huevos que tiene su historia, como nos cuenta Alfred López, el listo que todo lo sabe: “Se remonta a muy atrás, cuando el padrino regalaba cada año un número de huevos correspondiente al número de años que cumplía su ahijado, y que incluso podría derivarse de una tradición morisca”.

Y en el día de hoy se ha convertido en el postre estrella para estas fechas en Cataluña, como nos cuenta Alex Ferrer, pastelero en Dvizi Xocolat: “Hemos ido perfeccionando nuestra técnica para hacer un postre de bizcocho y formas de famosos o edificios, pero siempre con el huevo de chocolate en el centro”.

Un postre que este año va a ser más difícil disfrutar, porque con la epidemia, los pasteleros de Cataluña lo han tenido difícil para mantener abiertas las tiendas. Ahora bien, desde el gremio de pasteleros de Cataluña, ya avisan que pretenden repetir la fiesta en junio para que ningún niño se quede sin chocolate.

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