Viaja a Madagascar con su mujer, coge una furgoneta y no puede creer lo que vive en una estación de servicio
El viajero Andrés Pascual ha explicado cómo fue su viaje a Madagascar, una experiencia llena de anécdotas para el recuerdo
Madrid - Publicado el - Actualizado
3 min lectura
Más allá de la divertida saga de películas infantiles, Madagascar es un país insular formado por una isla gigante, la cuarta más grande del mundo y otras más pequeñas que tienen mucho que ofrecer al viajero. Su aislamiento ha favorecido la conservación en su territorio y multitud de especies únicas en el mundo, la mayoría de ellas endémicas.
Este fin de semana viajamos hasta precisamente allí en nuestro 'viaje a la felicidad' con Andrés Pascual, viajero incansable que este verano nos guía alrededor del globo para conocer rincones fascinantes de los que, además de traernos enseñanzas para alcanzar la felicidad en nuestra vida cotidiana, nos llevaremos bonitas estampas.
Pascual recorre el mundo buscando inspiración y enseñanzas para sus libros: "Cuando hablo de viajes lo hago siempre desde una dimensión triple, porque en mi vida se han fundido los viajes geográficos con los viajes literarios, porque muchos de los destinos que conocidos se han convertido en novelas y como no del viaje interior".
Cómo es Madagascar
En cuanto a Madagascar, se trata de una isla ubicada en el continente africano, al lado de Mozambique: "Me acuerdo de que cuando fui allí la primera vez, porque he estado dos veces, no sabía si estaba en África en Asia porque es todo distinto, es todo único, parece que estás en otro planeta", explica en 'Fin de Semana'.
Una isla realmente única que cuenta con 200.000 especies que solo viven allí: "La presencia del hombre es tan reciente que ni siquiera ha conseguido adulterarlo todavía. Solo hay seres humanos allá desde los tiempos de Cristo, más o menos que llegaron en barca cruzando el océano desde Indonesia".
Pascual decidió viajar hasta allí buscando documentación para su segunda novela: "Me fui allí un verano, recorrí media isla y al volver a casar perfilando la historia de la novela me di cuenta de que los escenarios que necesitaba estaban en la otra mitad y al año siguiente me fui con Cristina con mi mujer y compañera de viaje desde siempre a recorrer esa otra mitad".
Desde su propia experiencia, confirma que "es una isla muy dura para el viajero", por lo que "si buscas un destino cómodo no puedes ir a Madagascar". Además, destaca por la cantidad de especies únicas que viven allí: "En la última década, se han descubierto cerca de mil especies nuevas, por eso lo llaman el paraíso de la fauna en miniatura".
La lección de un viaje en furgoneta
Sus dos viajes a la isla han dejado multitud de anécdotas que van a quedar siempre en su recuerdo. Una de ellas es la que denomina como 'mora, mora' y supuso toda una lección de vida.
"En el primer viaje íbamos Cristina y yo en una furgoneta de estas que van parando recogiendo gente por el camino y me acuerdo aparte de era una furgoneta para 12 en la que íbamos 17 más las gallinas, y a mí me tocó al lado de un tío que iba perfectamente vestido con una corbata y todo, del que nos hicimos amigos, fuimos incluso a su casa", comenzaba explicando.
Durante el trayecto, pararon en lo que se podría denominar una estación de servicio y Javier quiso saber cuando retomarían la marcha para llegar a su siguiente destino.
"Le pregunto al chófer que vamos a hacer y me dice que comer. Yo le digo que cuando saldremos y me dice que después de comer", tras esta conversación, el viajero insiste, ya que quiere saber una hora más precisa y el conductor le contesta: "Mora, mora", que es lo que aquí traduciríamos como "tranqui, tranqui".