Una psicóloga advierte de las frases que podrían esconder un síntoma de trastorno alimenticio
En torno a un 85% de los pacientes de trastornos relacionados con la distorsión de la imagen corporal, podrían manifestar comportamientos problemáticos con la actividad física
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Todos sabemos el beneficio que tiene el hacer deporte para nuestro cuerpo. Ya en la Antigua Grecia y Roma, el culto al cuerpo no era sólo cuestión de estética, sino de salud y de equilibrio mental. Obras artísticas como el Discóbolo y el Doríforo así lo demuestran. Según la última Encuesta de Hábitos Deportivos incluida en el Plan Estadístico Nacional, más del 57% de la población mayor de 15 an?os practicó deporte el pasado año.
No olvidemos que el humor, para que funcione, tiene que apoyarse en algo real y sacarle punta. Porque, ¿quién no se ha sentido mal alguna vez por comerse un trozo de tarta o por pasarse con esa comida de domingo? Seguramente al hacerlo has dicho, 'bueno, luego lo quemo haciendo el doble en el gimnasio' o 'voy a andar cuatro horas para quemar la tarta'. Pues cuidado que, como todo, si es demasiado habitual puede acabar en problema. Puede que sea un aviso de TCA, o Trastornos de la Conducta Alimentaria. Lo forman un conjunto de patologías que se caracterizan por un comportamiento alterado de la conducta ante la ingesta de alimentos y una grave obsesión por el peso y la figura.
Y es que, ¿sabías que en torno a un 85% de los pacientes que lo sufren podrían manifestar comportamientos desadaptativos o problemáticos relacionados con la actividad física?
¿Qué hay detrás de todo esto?
Para resolvernos las cuestiones, Azucena Díez Cun, Directora de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente del departamento de Psiquiatría y Psicología Médica de la Clínica Universidad de Navarra, se ha pasado por 'Herrera en COPE' para aclarar qué hay detrás de este tipo de trastornos.
"Muchas de las enfermedades mentales que tratamos por las que consultan las personas, a veces son exageraciones de la normalidad o pensamientos que todos podemos tener en algún momento, pero si nos invaden muchísimo o producen un impacto en nuestro estilo de vida, ya pasan a ser patológicas", señalaba la experta, agregando que "pasar muchas horas al día pensando en estas compensaciones, haciendo recuentos calóricos de forma obsesiva y que esto nos genere ansiedad", llega a ser peligroso.
"A veces, el equilibrio entre la conducta alimentaria y los hábitos saludables es un equilibrio muy estrecho que se nota. Un médico de atención primaria, la familia, ya te saben decir. Por ejemplo, si un chico que suele hacer muchas rutinas de gimnasia que te dice, 'llevo cinco años sin probar azúcar artificial', pues ya de por sí eso es un dato que indica que hay algún tipo de problema -y no de diabetes-. Cuando esa intención es tan exagerada e invade la vida y limita la vida social, estamos hablando de un problema de trastorno en la conducta alimentaria o de un problema de dependencia o adicción al ejercicio físico que puede ser diferente", argumentaba Azucena.
"Un cerebro en desarrollo que durante los años de pandemia las actividades deportivas de equipo, según en qué comunidades han estado muy restringidas. Entonces, en el momento en el que tú empiezas a desarrollar ese deporte sociable, te cortan esa posibilidad, para algunas personas es muy difícil volver a algo que casi no han conocido. Y el ejercicio a solas, relacionado con pantallas y espejos, muy enfocado a obtener una imagen concreta, es claramente mucho más peligroso que un deporte al aire libre", sentenciaba la psicóloga.