El método que aplica una madre de familia para ahorrar en su cesta de la compra: "Lo hemos notado"
En 'Herrera en COPE' realizamos una radiografía de la evolución de los precios de la cesta de la compra
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Los españoles nos gastamos de media en llenar la nevera 420 € más al año de lo que gastamos en 2019. 420 euros. ¿Cuántas cosas puede hacer usted con ese dinero??
En 'Herrera en COPE' dedicamos este rato a hablar de la cesta de la compra. Nos adentramos en la casa de Carmen, Luis y sus tres hijos. Desayunan leche, galletas, rosquillas y miel.
En la mesa están los niños. Miriam tiene 12 años. Javier, 9. Y Beatriz, 6. Cada día se ponen cinco platos en la mesa para desayunar, comer y cenar. "Lo que más solemos comprar es la leche, los productos frescos, yogures, pan de molde, jamón york...", le cuenta Carmen a Alberto Herrera. Carmen y su familia acaban de llegar de las vacaciones, y ahora toca elaborar la lista de la compra para volver a llenar la nevera.
Es un trabajo minucioso, más aún cuando cada vez sale un poquito más caro. Digo un poquito porque las subidas no son disparadas, pero mes a mes, año a año, el ticket no para de aumentar. Tal y como nos ha indicado Carmen, "lo que más ha subido es el pescado, el aceite y los frescos. El pan ahora lo compramos en el supermercado. Es lo más económico".
carmen, madre de familia: "lo más caro es el pescado, el aceite y el pan"
La situación a la que se enfrentan Carmen y su familia es la misma que nos encontramos los españoles cada vez que vamos a la compra: los precios suben. Y suben mientras nuestra capacidad de ahorro disminuye. Vamos a ponerlo en cifras: una cesta de la compra básica, que incluye aceite, arroz, café, detergente, galletas, leche, pasta y yogur, en 2019 tenía un coste de 20 euros y 13 céntimos…
Ahora nos cuesta 29 euros y 70 céntimos. Son casi 10 euros de diferencia, 10 euros… En los últimos tres años los alimentos, en general, han subido un 38%, pero algunos, como el aceite, han llegado a subir un 225%. "Lo más caro es el pescado, el aceite y el pan aunque lo compremos más barato. En la leche también lo hemos notado", relata.
Le pongo 4 ejemplos. La leche hace 5 años costaba 0.75€ de media el litro. Hoy su precio es de 1,35. El pan, costaba 55ct la barra y hoy cuesta algo más de 1 €. Una docena de huevos podía comprarse por 1,60€ y hoy cuesta el doble. El aceite de oliva ni le cuento. En 2019 pagábamos el litro a 3,50€ y hoy de media le costará 10€.
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50 euros es lo que estima Carmen que se gasta de más a la semana. Se dice pronto. Aquí empiezan los malabares: compro la fruta aquí, la carne allí, mercado, supermercado, marca blanca.
Claro, aquí la pregunta que nos hacemos todos es, tal y como están las cosas, ¿podemos permitirnos primar la calidad al ahorro? Hemos bajado al supermercado para comprobar cómo están los precios.
lUIS, JUBILADO: "PARA LLEGAR A FINAL DE MES NO TENEMOS PROBLEMA"
Hablamos con Luis. Tiene 69 años, y está jubilado desde hace 4. Él y su mujer, ambos pensionistas. Ellos van siguen prefiriendo ir al mercado cada semana para comprar los productos frescos. Son dos, tienen pocos gastos, y prefieren quitarse de otras cosas.
"Nosotros para llegar a final de mes no tenemos ningún problema. No tenemos más vicios que ir a tomar una cerveza con un pincho con amigos", relata Luis.
Sin embargo, nos encontramos también esa otra realidad, como la de Carmen, que compra en el supermercado porque para alimentar a cinco personas no salen las cuentas de otra manera… Y como ella, cientos. Pero, ¿qué ocurre con los pequeños empresarios, también víctimas de la subida de precios? Nos vamos al mercado Campillo, en el centro de Valladolid.
Entramos en el mercado, un mercado tradicional, con puestos de los de toda la vida, pero con un ambiente algo alicaído. De los 50 locales que hay, solo la mitad están ocupados. El resto, cerrados permanentemente. Entre los que quedan, me encuentro una carnicería, y pienso en lo que señalaba el profesor Irastorza: la carne sube, sí, pero es que mantener al ganado cada vez es más caro.
Fernando es carnicero. Su padre abrió en 1975 la carnicería que él regenta a día de hoy. Él solo tenía 13 años con el paso de los años se convirtió en el heredero del negocio que montó su padre hace casi medio siglo. Él intenta que su hijo siga con la carnicería familiar.
Vende lechazo, un producto muy típico aquí en Valladolid, y hace años probó a tener sus propios animales, pero mantenerlos era imposible. Ahora depende únicamente de la venta, pero sobrevivir no es tarea fácil.
SANTI, PESCADERO: "EL MARGEN DE BENEFICIO ES EL MISMO"
Avanzamos unos puestos y llegamos hasta la pescadería de Santi. Es el pescadero más joven de Valladolid, tiene 32 años y lleva desde los 19 en el negocio que inauguraron sus abuelos. Su situación no dista mucho de la de Fernando, el carnicero. Es más, el consumo de pescado ha bajado un 30% en los últimos diez años.
¿El motivo? 9 de cada 10 personas entrevistadas lo tienen claro, el problema es el precio. Pero claro, esto no depende del pescadero. Depende de la oferta y la demanda. Y, además, nos cuenta Santi "que el margen es el mismo".
Más allá de las razones por las que sube el precio del pescado están consecuencias. Desde los que deciden renunciar al pescado, hasta los que lo mantienen a cambio de sacrificar la calidad; como Carmen y su familia.
El consumo de pescado fresco se ha reducido un 36% en la última década. Eso sí, la relación entre congelado y más barato no siempre coincide… Y esto es algo que aleja al consumidor del pequeño empresario, perjudicando a ambos.
Estamos hablando del pescado, que es, o debería ser, la base de la dieta mediterránea. Esa de la que tanto presumimos, pero que, por sus productos estrella, cada vez es más inasequible. Estoy hablando, claro, del aceite de oliva.
"No podemos prescindir del aceite de oliva virgen extra. El pescado también es imprescindible en nuestra dieta. Los políticos deberían promocionar el consumo del aceite de oliva virgen extra. Es un gran alimento", asegura Josep Antoni Tur, catedrático de Fisiología e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red del Instituto Carlos III.
Él ha investigado la relación entre la subida de la cesta de la compra y nuestra dieta, y ha llegado a una conclusión: más allá del bolsillo, nos está afectando directamente a nuestra salud.
Le reconozco que la foto no es lo más halagüeño del mundo… Porque sí, no deberíamos sacrificar la salud para llegar a fin de mes, pero para muchos esto no es un dilema sino una obligación. Los precios han subido, el salario mínimo también, ojo, solo el mínimo, pero nuestro poder adquisitivo cada vez es menor, y cada vez está más distanciado entre los sectores de la sociedad.
No hay mayor ejemplo de esta merma de la clase media, la que representaba a la mayoría de la sociedad española, que la pérdida de la capacidad de elegir. Antes, cualquier familia trabajadora pasaba unos días de vacaciones, aunque fuese en coche, aunque fuese en un apartamento con cocina para no gastar de más, aunque tuviesen que apretarse un poco el cinturón a la vuelta. Ahora ya hay quien no puede elegir si va 3 días o 10, si come en casa o fuera, porque directamente no se lo puede permitir.
JULIO, 72 AÑOS, JUBILADO. YA NO SE MARCHA DE VACACIONES PARA LLEGAR A FINAL DE MES
Te presento a Julio, tiene 72 años, está jubilado y vive con su mujer. Después de pasar decenas de veranos en Alicante y en Sevilla junto a sus hijos, ahora que tienen todo el tiempo del mundo y sin responsabilidades ya no pueden disfrutar de algo tan importante como unos días de vacaciones.
"Por desgracia, eso ya se acabó. Si las pensiones las estabilizan o las suben...pues tirarías de ahí", indica.
Póngase en los pies de alguien que ha pasado toda la vida trabajando. Habrá escuchado que la economía 'va como una moto'. Lo que está claro es que, ese mensaje, no queda del todo claro.