‘Crónicas perplejas’: “En las croquetas, como en el amor, demasiado es la única medida”
En el Día Internacional de la Croqueta, Antonio Agredano no podía hablar de otra cosa que de esta suculenta delicia
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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.
“Croqueta, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Cro-que-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos paladar abajo hasta apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Cro. Que. Ta.”. Si Nabokov hubiera probado las croquetas de Casa Ricardo, nadie hubiera oído hablar de esa tal Lolita. Y el principio del libro hubiera ido por otro lado.
Que croqueta y crossfit compartan su primera sílaba no es casualidad. Croqueta y crossfit son dos elementos que se contrapesan en la balanza del universo. Como el yin y el yang. El placer y el sufrimiento. La divinidad y lo terrenal. Dos fuerzas enfrentadas. Una en una barra de bar, con un vino, con amigos… y la otra en una nave industrial, con pesas y neumáticos de camión. Ustedes sabrán a cuál de las dos entregan su corazón y su tiempo.
Bechamel. Bechamel, mucho. Como si fuera esta noche la última vez. Las croquetas son como la vida: hay que convertir las sobras en algo delicioso. En las croquetas cabe todo. Cualquier sabor, cualquier plato de ayer. La vida también se cocina con ingredientes inesperados. Con cenas abandonadas. La vida también quema al primer bocado.
Croqueta viene del francés. croquette, que a su vez viene del verbo croquer ('crujir') y el sufijo diminutivo -ette. Es decir, que en español debería haberse llamado 'crujientita'. Con ese nombre daría pena hasta comérsela. Pero, para todos esos relamidos que critican que se usen palabras extranjeras teniendo equivalentes en español, ahí llevan una cura de humildad. Lo mismo suena crujientita que croqueta. Lo mismo. Croqueta es una palabra rotunda, sonora, que suena dura pero que esconde cierta comicidad, cierta relajación. Con ese interior suave, desbordable, escondido bajo una piel ligeramente dura. La croqueta se parece mucho a nosotros.
Apenas son las once de la mañana y no diría yo que no a un platito de las susodichas. Y ya lo dijo Ramón Gómez de la Serna: “Las croquetas deberían tener hueso, para que pudiéramos llevar la cuenta de las que comemos”. En las croquetas, como en el amor, demasiado es la única medida. #DiaInternacionalCroqueta