‘Crónicas perplejas”: “La franela, la pana, la lana… son tejidos que acaban con el amor y la convivencia"

Habla Antonio Agredano de cómo dormimos las personas

Antonio Agredano

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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.

Hay dos tipos de personas: las que duermen desnudas, con apenas algo de ropa interior, como mucho con unas gotitas de Chanel número 5 sobre la piel, o Nenuco, da igual; y luego están esas personas que duermen vestidas como si las hubieran invitado a la comunión de un esquimal. Pijama de franela, calcetines gordos, camiseta interior y hasta un jersey de lana por encima de todo. Que eso lo he visto yo. Que las ves por el pasillo y no sabes si van a meterse en la cama o es que hay partido en el Sadar y van a la grada a animar al Osasuna.

Yo, sobra decirlo, soy de los primeros. Al principio es duro. Uno se desnuda junto a la cama con prisita, como esos que salen todos los años en el telediario bañándose en lagos helados. Es verdad que, en ese momento, podría abrir latas de melocotones en almíbar con los pezones. Pero, luego, ya en cueros, apenas con mi slip fantasía, salto al colchón, me echo el edredón por encima e intento dormirme rápido sin pensar en el frío que hace. Por unos instantes, es verdad, entre el temblorcito que uno tiene, lo depiladito que me gusta ir, pues parezco como uno de esos polluelos de gorrión que se han caído del nido. Pero luego el cuerpo va entrando en calor y al final uno duerme como un rey. Calentito. Y hasta mañana.

Digan lo que digan, es lo más cómodo. Porque esos que duermen tan abrigados, que no son capaces de soportar esa glaciación inicial, luego, a mitad de la noche, cuando el cuerpo se aclimata y las sábanas y el nórdico hacen su trabajo, empiezan a sufrir los picores. El sudorcito. La franela pegada a los muslos como una calcomanía. Y ya digo yo, se pongan como se pongan, que no compensa. La franela, la pana, la lana… son tejidos que acaban con el amor, con la convivencia y con la coquetería.

En cualquier caso, cuidado con el frio. Que la novia de un amigo era muy friolera e insistía mucho en un nórdico nuevo. Un nórdico nuevo. Un nórdico nuevo. Y ahora vive con el nórdico, en Noruega, y tienen dos hijos. Cuidado con el frío, que una cosa es el calor y otra cosa son los calores.

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