'Crónicas perplejas': "Siento que cada uno de estos dibujos que elegí poner en mi piel, me acompañarán para siempre"
Habla Antonio Agredano de tatuajes
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En esta sección de 'Herrera en COPE', Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus 'Crónicas perplejas'.
Cuando mi madre me vio mis primeros tatuajes me dijo: “Pero Antoñín, cómo te haces eso, que es para toda la vida”. “Pues igual que la hipoteca y con eso no me dijiste nada”, le contesté.
Me gustan los tatuajes. Tengo unos cuantos. No me gusta explicarlos, aunque todos me dicen algo. Me llevan a una época o a un amor. A una ciudad o a una fractura. Los tatuajes son cicatrices de tinta. Algo íntimo, pero a la vista de todo el mundo.
Tengo amigos que presumen de no tener tatuajes. Que me dicen que ya no se llevan. Que algún día me arrepentiré de haberme hecho tantos. Pero aún no me ha pasado. Convivo con mis dibujos y mis palabras. Me los encuentro frente al espejo y los sigo sintiendo míos, como los lunares o las arrugas.
Para mí ya son como un diario. El mapa que fue mi vida. Que es mi vida. Porque aún me quedan tres o cuatro por hacer. Algo tiene nuestro cuerpo de folio en blanco. De paisaje. De jeroglífico. De aguja. Y de memoria.
Seguramente pasen de moda los tatuajes. Y en unos años ya casi nadie los llevará. Y quizá en el futuro se reirán de los que hoy tenemos nuestro cuerpo garabateado como nosotros nos reímos, no sé, de la gente que usaba esas pelucas blancas en el siglo XVIII.
Pero siento que cada uno de estos dibujos, de estos trazos, de estos poemas, que elegí, para ponerlos en mis brazos, en mis piernas o en mi espalda, me acompañarán siempre. Y serán parte de este viaje. De este viaje impredecible que es la vida.
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