‘Crónicas perplejas’: “Los errores son poco más que risas futuras”
Habla Antonio Agredano de las meteduras de pata, los errores que cometemos y el perdón que casi nunca llega
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En esta nueva sección veraniega de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus ‘Crónicas Perplejas’.
Así nos lo cuenta Agredano:
Meter la pata está al alcance de cualquiera, pero disculparse sólo está al alcance de unos pocos. Ya casi nadie pide perdón. O lo hacen de tal forma que encima parece que hay que disculparse con ellos por equivocarse. De pequeños, cuando la liábamos bien, agachábamos la cabeza y esperábamos con pucheros el castigo, que siempre era más suave de lo esperado. De adultos, cuando la pifiamos, lo primero que nos sale es justificarnos.
Como gatos panzarriba nos defendemos, antes matar que asumir el error. “Creía que era así”, “Se me pasó”, “No sabía que te iba a molestar”, “Pensaba que eso lo tenía que hacer otro…”. Me acuerdo del chiste que siempre contaba mi madre, del presumido que iba de punta en blanco y que se cayó a una zanja en obras y le preguntaron: “¿Te has caído?” Y él respondió: “No, es que ahora vivo aquí”. El chiste se parece demasiado a estos tiempos infantiles y vanidosos. Fallar no es un síntoma de fragilidad. Fallar es sólo parte de nuestro aprendizaje vital. Aunque se nos incendien los mofletes, aunque queramos que la tierra nos trague.
Con la edad he aprendido a convivir con mis errores. A reconocer que hay cosas de las que no tengo ni idea. A equivocarme con esmero. Si meto la pata, me disculpo. Nadie perdona mejor que el que ha sido perdonado muchas veces. Y, sin duda, ese soy yo. Es un talento, también, elegir en el momento apropiado la palabra más inapropiada. Mi esposa se encontró en el parque a un compañero de trabajo con su niño pequeño. “Es clavadito a ti”, le dijo. “Pues ya es suerte, porque mi hijo es adoptado”, le contestó. Aunque aquella tarde se quiso morir, ahora se carcajea contándomelo. Los errores son poco más que risas futuras. El planeta gira y el tiempo es piadoso.
Este verano me he sentido muy acompañado por ustedes y espero que estas crónicas les hayan, a su vez, acompañado. Seguro que me he equivocado muchas veces. Confío en que sepan perdonármelo. El penalti lo falla quien lo tira. Y yo ya estoy en una edad en la que siempre voy a pedir lanzarlo.
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