'Crónicas perplejas': “Una madre sacando el álbum de fotos familiares en casa es algo aterrador"

En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".

La distancia entre el planeta Tierra y el Sol es de 150 millones de kilómetros. Pues bien, eso es un paseo comparado con la distancia entre cómo te ves tú en el espejo y cómo sales luego en las fotos que te haces con los amigos.

Y como te pongas en un extremo del grupo ya es que pareces el Gambrinus de la Cruzcampo. No hay nada más peligroso que una foto con los colegas. Ahora con los móviles, la gente se hace veinte fotos y sube a Instagram en la que él se ve guapo, y le da igual si tú sales estrábico, de espaldas o sacándote un moquillo.

Pero siempre ha sido así. Un tiburón da miedo, un teléfono sonando de madrugada da miedo, un ruido inesperado en el dormitorio da miedo, pero una madre sacando el álbum de fotografías familiares en casa, eso es algo aterrador y para lo que nunca estamos preparados. Vernos ahí, de repente, no sé, en la Nochebuena de 1996. Con esa pelusilla que ni era bigote ni nada, con una corbata que te había prestado tu padre, con ese pelo de ratón mal peinado, brindando con champín.

Dice la sabiduría popular que todos somos más feos que en nuestra foto de perfil en redes sociales pero más guapos que en nuestra foto del DNI. Yo sigo defendiendo lo de siempre: Haceos fotos, subidlas, compartirlas. Da igual. Yo no puedo pisar un baño en un restaurante sin hacerme una foto con el espejo. Qué tiene de malo la coquetería. Qué tiene de malo verse guapo de vez en cuando; aunque sea poniéndole a la foto más filtros que a las piscinas de un Aquapark.

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Escribió el poeta Luis Cernuda: “Todo lo que es hermoso tiene su instante, y pasa”. Así que hasta mañana, que voy corriendo a hacerme otro selfi, aprovechando que aún tengo más o menos controlada la papada.

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