'Crónicas perplejas': “Vamos muy rápido en unas cosas y muy lentos en otras”

Habla Antonio Agredano de los inventos

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Lo que inventaría Antonio Agredano en sus 'Crónicas perplejas' de 'Herrera en COPE'

Antonio Agredano

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En esta sección de ‘Herrera en COPE’, Antonio Agredano mezcla lo “cotidiano y exótico” con una particular visión de las cosas de la vida capaz de equiparar con lo más sorprendente en sus "Crónicas perplejas".

Hubo un momento en nuestra humanidad en el que todo parecía haberse ido definitivamente al traste. Un instante muy delicado para nuestra civilización. Un punto oscuro. Muy oscuro de nuestra historia. Marcado con exactitud entre el invento del peluquín y el invento del microinjerto de pelo. En ese periodo, en ese periodo de zozobra alopécica, en ese periodo de dudas, hubo un año en el que a alguien se le ocurrió…. No sólo se le ocurrió. Es que patentó y vendió, principalmente en la teletienda, una especie de spray, en varios colores, para ponértelo en la cocorota, y disimular así la calvicie. Es decir, que alguien ganó dinero, no creo que mucho, convirtiendo a los calvos en grafitis andantes.

Yo creo que el mayor talento del inventor no es el invento, es tener la poca vergüenza de sacarlo a la venta. Como el que se hizo rico con la powerbalance. Un tipo que le pone una pegatina plateada a una pulsera de plástico, una pulsera de las que salen en las bolas de las máquinas de bolas de un euro de los bares, y te dice que es una pulsera con un holograma… ¡un holograma!... que funciona a través de frecuencias que se encuentran en nuestro ambiente y ayuda a desarrollar el equilibrio, la flexibilidad, la fortaleza y bienestar general. Qué genio.

Es que no es el invento, es la cara de cemento armado del que lo vende después. Y digo yo, que hayamos puesto a un tipo en la Luna y que yo le tenga que cambiar la hora al microondas a mano. Que en las farmacias sigan recortando el código de barras con un cutter y pegándolo con un fixo. Que para pedir la cuenta en un bar tengo que levantar la mano y dibujar una firma en el aire. Vamos muy rápido en unas cosas y muy lentos en otras.

¿Sabéis lo que yo inventaría? Un roomba, como los de las casas, pero para despejarme la conciencia. Un roomba pequeñito que me vaya quitando de la cabeza las preocupaciones, las culpas, que me vaya barriendo las dudas… y mientras que lo inventan, como irá para largo, voy a ir conformándome con un buen vino rosado… que más o menos sirve para lo mismo… y ya estamos a viernes.

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