El juguete que tuvo Alberto Herrera de niño y que Estados Unidos prohibió por espía: "A precio barato y para todos"

La NSA, la Agencia Nacional de Seguridad en Estados Unidos, pensó que realmente tenía una cámara y que tenía un disco de voz que hacía grabaciones

José Manuel Nieto

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El Furby fue uno de los juguetes más populares de finales de los 90. Sin embargo, este simpático peluche interactivo se convirtió en objeto de sospecha para la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos (NSA), que llegó a prohibirlo en sus instalaciones por temor a que pudiera ser un dispositivo de espionaje.

Un juguete con fama de espía

Lanzado en 1998 por Tiger Electronics, el Furby revolucionó el mercado de los juguetes con su capacidad de "aprender" a hablar y responder a los niños. Su diseño, que recordaba a una mezcla entre un búho y un gremlin, lo hizo irresistible para millones de personas. En solo dos años, se vendieron 40 millones de unidades en todo el mundo.

El presentador Alberto Herrera reveló en Herrera en COPE que tuvo un Furby cuando era niño y que su hermana también disfrutó de este peculiar juguete. "Me gustaba el Furby, aunque mi hermana lo cuidaba mejor que yo", recordó. Sin embargo, también mencionó la polémica que rodeó al juguete en aquella época: "No sé si fue un falso mito o una leyenda urbana, pero se decía que el Furby te espiaba".

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Furby y Furby Baby originales (blancos), juguetes inteligentes parlantes imprescindibles de 1998 y 1999 (bebé), fabricados por Tiger Electronics

Lo cierto es que la NSA tomó en serio estas acusaciones. La historiadora Ana Velasco explicó que el organismo de inteligencia estadounidense prohibió la entrada de Furbys a sus oficinas, temiendo que el juguete pudiera grabar conversaciones sensibles. "Tenía un chip con 700 palabras grabadas, pero la NSA pensó que realmente contenía una cámara y un disco de voz para hacer grabaciones", afirmó Velasco.

Me gustaba el Furby, aunque mi hermana lo cuidaba mejor que yo"

Alberto Herrera

En Herrera en COPE

Este temor se vio amplificado por el contexto de la Guerra Fría y los recientes casos de espionaje que habían sacudido a la opinión pública. "La idea de una quinta columna comunista infiltrada en los hogares a través de un juguete generó pánico", señaló la historiadora. La noticia llegó incluso a la prensa, y medios como The Washington Post publicaron artículos alertando sobre el posible riesgo.

Cuando la ficción se hizo realidad

Aunque en los años 90 el Furby no tenía la capacidad de espiar, con el paso del tiempo los temores de la NSA se volvieron reales. En 2015, Hasbro lanzó una versión con conectividad Bluetooth, permitiendo la interacción a distancia. Esto fue aprovechado por hackers, que lograron comunicarse con niños a través del juguete y, en algunos casos, acceder a otros dispositivos en los hogares.

"En 1999, el Furby no espiaba a nadie, pero en 2015 se convirtió en un verdadero caballo de Troya", reveló Velasco. Además, mencionó otros juguetes que también fueron prohibidos por razones similares, como la muñeca Cayla, retirada del mercado en Alemania en 2016 por recopilar datos personales de los niños.

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Niña de 8 años sosteniendo un juguete electrónico Furby

El caso del Furby es solo un ejemplo de cómo la tecnología en los juguetes ha generado debates sobre la seguridad y la privacidad. Lo que en su momento parecía una teoría conspirativa, con el tiempo se convirtió en una preocupación real. Hoy, con la proliferación de dispositivos inteligentes en los hogares, la pregunta sigue en el aire: ¿hasta qué punto nuestra privacidad está en peligro?