La talla de tu pantalón es así porque durante esta guerra se decidió que había que medirla de una forma: "A partir de ahí"

A finales del siglo XVIII o principios del XIX se movilizaron hombres que necesitaban un uniforme y cambiaron la moda para siempre, como explica la historiadora Ana Velasco

Etiqueta de ropa de talla L, con muchas escalas diferentes sobre tela blanca, aislada en blanco, primer plano macro detallado
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Alberto Herrera conoce el origen de las tallas de ropa con la historiadora Ana Velasco

José Manuel Nieto

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El concepto de la talla de ropa, tal y como lo conocemos hoy, es relativamente reciente y tiene un origen muy particular que marcó el inicio de la estandarización en la industria textil. Como bien explica la historiadora Ana Velasco, este proceso comenzó a finales del siglo XVIII o principios del XIX, cuando las guerras y la Revolución Industrial se entrelazaron para modificar de forma definitiva la manera en que medimos nuestras prendas.

La historia de las tallas de ropa estandarizadas es, por lo tanto, un reflejo de una necesidad de producción eficiente que comenzó con los uniformes militares. Durante las guerras de independencia en Estados Unidos, particularmente la Guerra de 1812 y la posterior Guerra de Secesión (1861-1865), la demanda de ropa confeccionada en serie alcanzó su punto de inflexión.

Antes de este periodo, la ropa se confeccionaba de manera artesanal y a medida. Sin embargo, la Revolución Industrial trajo consigo avances tecnológicos, entre ellos la invención de la máquina de coser, que permitió la producción masiva de prendas de vestir. En particular, la confección de uniformes para los soldados se convirtió en una necesidad urgente, y los fabricantes se vieron obligados a encontrar una forma rápida y económica de producir ropa para los miles de hombres que se alistaban para la batalla.

Barcelona España Les Corts,Avinguda Diagonal,El Corte Inglés,grandes almacenes,compras dentro de la exhibición de venta interior

Alamy Stock Photo

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En palabras de Ana Velasco, la guerra de 1812 marcó el punto de inflexión en la historia de la confección en serie. Durante este conflicto, la producción de ropa de calidad para el ejército se facilitó, y la estandarización de tallas comenzó como una forma de ofrecer una opción que se ajustara "aceptablemente bien" a una gran cantidad de soldados. Aquí, la prioridad no era la perfección en el ajuste, sino la eficiencia en la producción de prendas funcionales.

De la guerra al comercio masivo de ropa

Este proceso de estandarización comenzó a ser adoptado rápidamente, especialmente con la necesidad de crear uniformes para la Unión durante la Guerra Civil estadounidense. Aunque solo el 25 % de los soldados lograban obtener un ajuste ideal, la urgencia de equipar a las tropas en tiempo récord hizo que se establecieran cuatro categorías básicas de tallas: pequeña, mediana, grande y extragrande.

La estandarización de tallas no se limitó solo a los uniformes. La producción en masa de ropa para el público general comenzó a ganar terreno a partir de la década de 1830, con la creación de fábricas que produjeron ropa para los civiles. La primera fábrica de ropa confeccionada en serie se estableció en Nueva York en 1831, y a lo largo del siglo XIX, los estilos más simples y prácticos facilitaron la adopción de tallas estándar en toda la industria textil.

El sistema que se instauró en la confección de uniformes militares, donde se asignaban categorías de talla basadas en medidas generales, fue adoptado también en la moda civil. Por ejemplo, la confección de pantalones y camisas en tallas pequeñas, medianas y grandes se generalizó, lo que permitió una distribución más eficiente de prendas en las tiendas.

Talla S en una camisa de hombre como fondo.

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Talla S en una camisa de hombre como fondo.

Lo curioso de todo esto es que, en muchos casos, la talla que usamos hoy para nuestros pantalones y camisas no tiene una relación directa con las medidas exactas de nuestro cuerpo, sino que se basa en una serie de convenciones históricas que nacieron con las necesidades de los uniformes militares. Por ejemplo, los pantalones que usamos hoy en día no tienen una "medida exacta", sino que se asignan números o letras (36, 38, 40, S, M, L, etc.), que, en su origen, respondían a una forma general de clasificar las prendas para que la mayoría de la población pudiera encontrarlas disponibles.

El origen del "sistema de tallas" moderno

Lo que comenzó como una necesidad de producción eficiente en tiempos de guerra, pronto se convirtió en un estándar utilizado por la industria textil mundial, dando lugar a un sistema que sigue vigente hoy, aunque con ciertas modificaciones y adaptaciones según la geografía, el tipo de prenda y las modas cambiantes.

Es fascinante cómo un elemento tan cotidiano y esencial como la talla de ropa tiene un origen tan intrincado y estrechamente relacionado con los conflictos bélicos. Lo que en un principio fue una solución temporal para vestir a los soldados, se convirtió en una estructura que ha perdurado más de 200 años, afectando no solo a los uniformes, sino también a la moda civil. En ese sentido, podemos decir que la talla de nuestros pantalones tiene una historia que nos remonta a las guerras del siglo XIX y la necesidad de adaptar la ropa a un modelo de producción masiva.

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