Latinajos...si los dices, dilos como son. El menosprecio de la Lengua (11/02/20). Con Fernando Vilches.
Expresiones latinas ¡Qué mal las utilizamos!. Hoy te recordamos, grosso modo, cómo las tienes que decir correctamente.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El menosprecio de la lengua es ese tiempo en el que el Profesor Vilches, azote de herejes lingüísticos, defensor de la expresión concisa, el que traspone el umbral de los malos usos, nos sirve en bandeja el menú de la buena lengua.
En el repaso de audios del día, el profesor afea la muletilla DIGAMOS que tanto utiliza el jefe Herrera y el mal uso de SANTUARIO utilizado por nuestra compañera Pilar para referirse al refugio de ETA en el sur de Francia. Nos recuerda el profesor que santuario significa “templo en que se venera la imagen o reliquia de un santo de especial devoción o la parte anterior del tabernáculo, separada por un velo del sancta sanctórum. Curiosamente en Colombia significa “Tesoro de dinero o de objetos preciosos que se guarda en un lugar”.
Más asuntos: ¿Yo recuerdo o yo me recuerdo?. Este verbo, usado como pronominal, o sea, recordarse, solo significa “despertarse” y ya apenas se usa. Es una acepción de larga data en español (en las Coplas de Jorge Manrique: “Recuerde el alma dormida/ avive el seso e despierte/ contemplando…”); pero, en la actualidad, caída en desuso en algunas zonas hispanohablantes, aunque vigente en otras, sobre todo, en hablantes mayores y en zonas rurales, como en Me recordé (= ‘desperté’) a las tres. Para otras acepciones, se emplea el verbo sin pronombre: recordar (algo): recuerdo tu cara, pero no tu nombre; Esa chica me recuerda a mi hermana; o Te recuerdo que hoy te toca a ti lavar.
Y ahora la lección de latinismos, vamos con las más habituales: motu proprio cuyo uso presenta dos fallos muy habituales: poner delante la preposición “de”, o decir “propio” en lugar de “proprio”. In péctore significa literalmente ‘en el pecho’ y se emplea para referirse a la persona que ya ha sido designada para un cargo, pero cuyo nombramiento no se ha hecho público todavía. Se emplea mal habitualmente, dado que se dice de alguien que es el candidato “in pectore” porque ha sido elegido o va a ser el elegido por razones obvias, pero no ha tomado posesión, cuando el significado correcto es “en secreto”. Y, aunque el latín no tenía acentos, la RAE dice que se acentúen cuando son ya de uso muy habitual.
Veni, vidi, vici. Estas son las palabras que pronunció Julio Cesar al dirigirse al Senado romano, describiendo su victoria sobre Farnaces II del Ponto en la batalla de Zela. El error que se comete, y es frecuentísimo, colocar una “n” al último pretérito perfecto “vici”, que es totalmente espuria.
Excusatio non petita, accusatio manifesta, lo que hacen los futbolistas cuando levantan los brazos y dicen que no han hecho nada, tras propinar un patadón al contrario. O sea, la excusa que no se ha pedido, es una acusación manifiesta.
Extra omnes, la habrán escuchado en las películas en las que se elige a un papa. Se pronuncia en la capilla Sixtina y significa “fuera todos”, o sea, que no quede nadie aquí que no sea cardenal elector.
Non nova, sed nove, «No nueva, pero de forma nueva», que es el lema de la universidad, la Rey Juan Carlos. Y las últimas: lapsus linguae, error involuntario al hablar y lapsus calami, lo mismo, pero al escribir.
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