El dato invisible sobre la erupción de La Palma que los científicos no entienden cómo no se detectó: "Lo más sorprendente..."

Un estudio revela que el magma del volcán de La Palma llevaba moviéndose en silencio más de una década antes de la erupción de 2021

Volcán del Cumbre Vieja en erupción en La Palma.
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El magma de La Palma llevaba 15 años en movimiento antes de la erupción

Lorena Costa

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3 min lectura

Por más que parezcan dormidos, algunos volcanes esconden actividad bajo tierra durante años. Así lo demuestra un reciente estudio internacional que ha reconstruido los eventos previos a la erupción del volcán de La Palma en 2021, el episodio volcánico más largo de la historia reciente de la isla. La investigación, llevada a cabo por un equipo de científicos franceses y españoles, concluye que el magma bajo el sistema de Cumbre Vieja se habría comenzado a mover entre 10 y 15 años antes del estallido, y lo hizo de forma completamente silenciosa.

“Lo más sorprendente es que lo hiciese de manera invisible”, explicó Jorge, divulgador científico, durante su intervención en el programa La Tarde. “Ese magma estuvo desplazándose sin que los sistemas de monitorización actuales pudieran detectarlo. Y por lo tanto, sin darnos ninguna posibilidad real de prevenir lo que se venía”.

Durante 85 días, la erupción de 2021 mantuvo en vilo a toda España, provocando enormes pérdidas materiales, angustia en la población local y la muerte de una persona. Lo que se sabe ahora es que esa historia había comenzado mucho antes, bajo la superficie y lejos de la vista —y del alcance de la tecnología—.

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cristales que cuentan historias

Los investigadores analizaron la cristalización de los minerales en las coladas de lava generadas por la erupción. Al estudiar estas estructuras, descubrieron diferencias de temperatura y composición que revelaban un proceso prolongado y complejo.

“Lo curioso”, señaló Jorge, “es que la lava superior estaba más fría que la inferior, lo que indica un comportamiento químico muy particular de este volcán. Eso ha permitido reconstruir una historia de recarga magmática que llevaba gestándose durante más de una década.”

Este tipo de recarga ocurre cuando el magma se acumula lentamente en una cámara subterránea. Si el magma es muy viscoso y se mueve lentamente, como sucedió en La Palma, los sistemas actuales de detección apenas logran percibirlo. “Ni los temblores eran visibles, ni los gases acumulados se distribuían de una forma que permitiera anticipar lo que iba a pasar”, dijo.

Un estallido inevitable

A medida que aumentaba la temperatura y se acumulaban gases en la cámara magmática, la presión terminó por desencadenar la erupción. Según Jorge, “la explosión fue casi inevitable. Fue el resultado de una presión silenciosa e invisible que terminó reventando el sistema.”

El 19 de septiembre de 2021 comenzaba la última erupción volcánica hasta la fecha en Canarias

EFE

El 19 de septiembre de 2021 comenzaba la última erupción volcánica hasta la fecha en Canarias

A pesar de lo inquietante que puede sonar, el experto insiste en que este tipo de estudios más que preocupar, deben servir para avanzar: “Más que ponernos nerviosos, esta investigación debe tranquilizarnos. Nos ayuda a entender mejor cómo funcionan los volcanes, qué tecnologías necesitamos para el futuro, y qué tipo de fenómenos siguen escapando a nuestra comprensión.”

 El enigma continúa  

Pero, ¿pasa esto con todos los volcanes? “Hay muchos tipos de estructuras volcánicas”, matizó Jorge. “Lo que sí tienen en común es la necesidad de un movimiento de magma: una sustancia viscosa, incandescente, que genera presión cuando se acumula. Y esa presión, tarde o temprano, busca una vía de escape.”

Lo que ha revelado el caso de La Palma es que, en zonas volcánicas activas como Canarias, los fenómenos geológicos son constantes. Y no siempre dan aviso. “Bajo nuestros pies suceden cosas todo el tiempo. Ni los terremotos ni las erupciones van a ser predecibles al 100%. Siempre habrá una parte de misterio”, concluyó.

En definitiva, el volcán de Cumbre Vieja no solo dejó cicatrices en la isla, sino que abrió una ventana al interior de la Tierra. Una ventana que, aunque incompleta, nos recuerda que aún queda mucho por descubrir bajo la corteza terrestre.

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