Luis del Val: "Cuando los retretes sean más grandes, se habrán terminado los problemas de estreñimiento"

El periodista ha analizado con su particular ironía la polémica medida del Gobierno vasco de construir cocinas más grandes para erradicar el machismo

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Luis del Val: "Cuando los retretes sean más grandes, se habrán terminado los problema de estreñimiento"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Todos los días aparecen descubrimientos científicos que nos asombran pero, sin lugar a dudas, el llevado a cabo por el Gobierno Vasco va a ser el asombro de Europa y marcará un antes y un después en la igualdad de género. Una perspicaz científica, cuyo nombre todavía ignoramos, ha convencido al Gobierno Vasco para que dé un paso de gigante en la igualdad de género y obligue a que las cocinas de los pisos nuevos sean más grandes y tengan, al menos, entre ocho y diez metros cuadrados. No para emular a los grandes cocineros vascos, como Juan Mari Arzak, sino porque ni los arquitectos, ni los sociólogos, ni los psicólogos, ni los antropólogos se habían dado cuenta de algo que ha descubierto el Gobierno Vasco, y es que si las mujeres se ocupan de la cocina más que los hombres se debe a que las cocinas de los pisos nuevos son muy pequeñas.

Esto sólo acaba de empezar. Estamos a dos minutos de que se descubra que la preocupante falta de nacimientos se deberá a que los dormitorios son también muy pequeños. Con dormitorios grandes, en los que se puedan organizar desfiles, practicar el salto del tigre y el "que te pillo, que te pillo”, los fabricantes de cunas van a tener que ampliar plantillas.

Y esa olisca que usted nota en el autobús o en el metro, ese hedor que no procede de los grandes perfumes de París, y que tiene su origen en la falta de higiene, se solucionará poniendo obligatoriamente platos de ducha de cuatro metros cuadrados, porque lo más seguro es que a esta gente le angustia entrar en una cabina tan pequeña.

Ahora bien, con una ducha amplia, casi habrá que pedirles, por favor, que dejen la ducha libre. Para que luego digan que el tamaño no importa. Burro grande ande o no ande, que decía mi tía Pascualina, y si es grande la cocina, la igualdad más se afina, que digo yo, y que cedo sin reclamar derechos de copia al gobierno Vasco, que ampara estos grandes descubrimientos que son un paso adelante para la Humanidad, progresista, por supuestos.

Claro, que si la cocina es más grande, los cuartos de baño más grandes y los dormitorios más grandes, tendremos menos desigualdad de género y más niños, pero a los niños los tendremos que enviar al Gobierno autonómico porque no cabrán en los pisos.

Gracias a este descubrimiento científico me he percatado de lo cerriles que eran mis abuelos y mis tíos. Tenían unas cocinas enormes, unas cocinas en las que cabía una mesa tocinera a la que se podían sentar catorce o dieciséis personas, y había sitio para una tinaja, alacenas etcétera.

Bueno, pues siendo tan enormes aquellas cocinas siempre ví cocinar a mi abuela y a mis tías. Nunca a mi abuelo o a un tío. Lo atrasados y lo insensibles que eran aquellos machos. Casi me avergüenzo. Claro que entonces no se sabía, como sabremos dentro de poco, que cuando los retretes sean más grandes se habrán terminado los problemas de estreñimiento. Por la dimensión, hacia la solución. Luego dirán que las autonomías sólo proporcionan problemas.

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