Del Val: "La ceguera de nuestros días, esa ceguera que no sabemos que estamos sufriendo"
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La última imagen de esta temporada 2019/2020 de Luis del Val en "Herrera en COPE" tiene una protagonista, Victoria Rodríguez, actriz y mujer de Antonio Buero Vallejo:
"Ayer, las aguas de España estuvieron de luto colectivo y solemne por la mañana, y siguieron, por la tarde, en la última despedida a Victoria Rodríguez, actriz de cine, teatro y televisión, viuda de Antonio Buero Vallejo.
Desde principios de siglo era la presidenta de honor del jurado de los premios “Buero Vallejo” de teatro juvenil, que patrocina la Fundación Coca Cola. Así que, un par de veces al año, y hasta esta edición, he tenido la suerte de compartir mesa y contrastar criterios con personas tan vinculadas al teatro como ella, Luis María Ansón, Emma Suárez, Carlos Hipólito, Silvia Marsó, Emilio Gutiérrez Caba, Paloma Pedrero, Manuel Galiana, Javier Villán y un largo etcétera. Victoria nunca fue una presidenta de honor ornamental, ni mucho menos, y sus opiniones o discrepancias las manifestaba con energía y convicción, aunque jamás puso ningún veto a las decisiones. Este año Victoria no estuvo presente, y la sustituyó su hijo Carlos Buero. Y, este año, más de siete mil jóvenes, pertenecientes a cerca de cuatrocientos institutos y centros culturales, han preparado y escenificado otras tantas obras teatrales, lo que da una idea de la influencia que en el fomento del teatro tienen estos premios.
Victoria sufrió una caída pasadas las Navidades y, luego, vino el confinamiento, y se suprimió el campus con estas chicas y chicos ilusionados con la escena, y sólo hemos podido ver los vídeos, y, como triste colofón, Victoria Rodríguez nos ha dado el adiós definitivo, precisamente ahora en que la mayoría de los teatros no se han atrevido a abrir sus puertas.
He repasado los periódicos esta mañana, y no he podido quitarme del pensamiento la difícil vida de Victoria y de Antonio, sobre todo Antonio, cuyo padre fue fusilado por la República -sí esa idílica República para algunos- y después, él condenado a muerte por la Dictadura de Franco, conmutada la pena, y pasando de penal en penal durante siete años, entrando con veintipocos y saliendo cumplidos los treinta.
Victoria y Antonio tuvieron una vida ejemplar
Nunca le escuché una queja, ni una rememoración amarga, ni un adjetivo o una frase que contuviera una brizna de rencor. Nunca. Y para remacharlo su amigo de partidas de dominó, en los veranos serranos de Madrid, era Fernando Vizcaíno Casas, cuyo franquismo no disimulaba en absoluto. Contrasta esta convivencia con tanto odio retrospectivo, con tanto ofendido, que ni siquiera nació cuando se ofendía y se encarcelaba a uno de nuestros mejores autores teatrales del siglo XX. Y en este día siguiente al que intentamos dar homenaje a los muertos -sin que las autoridades incompetentes nos concedan el derecho de saber cuántos son- me parece ejemplar la vida de Victoria y de Antonio, entregados a su trabajo, austeros, sin atisbo de soberbia en los triunfos y sin queja alguna en esos periodos en los que se podía palpar eso que decía Larra de lo que significa escribir en España.
Allá donde se encuentren, como Victoria había participado en muchas de las obras de Antonio, creo que podrán montar una de las primeras: “En la ardiente oscuridad”. Porque la metáfora de la ceguera podría aplicarse a nuestros días, esa ceguera que no sabemos que estamos sufriendo, aunque aporte alguna luz repasar las biografías de Antonio, y de Victoria, que ayer protagonizó su mutis final, con la misma discreción con la que pasó por este mundo".