Del Val: "Con la ley Celaá, el niño saldrá escribiendo con brillantes faltas de ortografía"

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Luis del Val

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Luis del Val pone el foco de la imagen del día en "Herrera en COPE" en la Ley Celaá que se debate este jueves en el Congreso:

"La idea de que los hijos pertenecen al Estado procede de la antigua URSS, y ha sido adoptada por la ministra Celaá, que hoy verá aprobada una Ley de Educación, que va a perjudicar a los hijos de las familias más modestas. Repito: va a perjudicar a los hijos de las familias más modestas. Intentaré explicarlo.

En el primer tiempo, la Ley conseguirá un éxito sin precedentes: se acabará con el fracaso escolar. Gracias a ese aprobado general encubierto, y a que se pasará de curso, aunque el alumno no haya aprobado ni la gimnasia, seremos líderes europeos con menor fracaso escolar. Segundo tiempo. El niño saldrá escribiendo con brillantes faltas de ortografía, pero aunque escriba lesbiana con uve, sabrá perfectamente qué significa, porque llevará diez años estudiando educación sexual. Era un escándalo que a los seis años los niños no tuvieran educación sexual, pero la ministra lo va a arreglar, ya podremos dormir tranquilos. Si ese medio analfabeto funcional ingresa en el bachillerato, trasladaremos el fracaso escolar a los 17 y 18 años, pero si seguimos con el aprobado general, también allí, la niña o el niño -que sigue escribiendo con faltas de ortografía y no sabe ni un afluente del Ebro, ni falta que le hace- podrá llegar a la Universidad. Y, allí, o se estrella en el primer curso, o la Universidad sigue la doctrina Celáa, y abre la mano. ¿Qué ocurrirá entonces? Lo que ya empieza a pasar ahora, pero a lo bestia, y es que la licenciatura universitaria se observa con indulgencia por parte del futuro empleador, y se le concede escasa importancia de no ir acompañada de algún máster.

¿Y quién puede pagarle un máster a un morrongo de 21 años? Las familias que tengan recursos económicos, no los hijos de las familias modestas, con lo que el ascenso social se habrá taponado, gracias a la Ley Celaá. Porque los hijos serán de Celaá, pero las empresas son de los empresarios y de quienes las dirigen, y no van a contratar por sorteo para ser igualitarios, sino a aquéllos que les demuestren más capacidad y conocimientos. Es decir, que la intención de proporcionar oportunidades a los menos favorecidos, paradójicamente, va a agrandar la brecha separadora y a impedir el ascenso social y económico. Y no es una profecía: es algo que ya está ocurriendo".

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