Del Val: "Ministro, ha insultado la dignidad de la Guardia Civil poniendo dinero como el tío Gilito"
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Les voy a contar una historia que ha ocurrido en una de las empresas más importantes de España. Un alto ejecutivo se interesó por un grupo de trabajadoras y, a través de otros ejecutivos, presionó al jefe de personal para que les proporcionara detalles privados de las trabajadoras. Al jefe de personal, eso no le pareció ético, ni legal, y se negó. El domingo pasado, el jefe de personal recibió varias llamadas de sus jefes para que no fuera tan estricto, y el jefe de personal siguió negándose a proporcionar esa información. El lunes cesaron al jefe de personal. Pero se sospecharon las causas, los sindicatos protestaron, y el alto ejecutivo tuvo que salir ante los medios para declarar que al jefe de personal lo habían cesado por falta de confianza. Nada más. Y que, además, les iban a subir el sueldo a todos los trabajadores de ese sector.
Donde pone alto ejecutivo, ponga usted Ministro de Interior; el jefe de personal cesado es el coronel Pérez Cobos, y coloquen en la lista de los extorsionistas a la directora general de la Guardia Civil, y digo extorsionista, porque amenazar con un cese es una extorsión.
Y el colofón, la grosería cum laude, es anunciar una subida de salarios, que ya estaba aprobada hace unos dos años por el PP, y cuya ejecución anunció ayer, con una rudeza en la que la zafiedad compite con lo inoportuno. ¿Cree el ministro que con poner en ejecución lo que ya estaba aprobado se calla la boca a los sindicatos de la Guardia Civil? ¿Y qué ejemplo nos proporciona? ¿Cuándo nos detengan en la carretera los agentes de la Guardia Civil, y nos pidan el carnet de conducir, debemos meter un billete de veinte euros, siguiendo esa pauta sugerida por el ministro? ¿O de cincuenta? Hay que se ser torpe, hay que estar desprovisto de la menor sensibilidad y delicadeza para mezclar el dinero con la dignidad, o, a lo peor, es que el ministro de Interior cree que la dignidad se compra con dinero.
Señor ministro, las personas que preparan el temario de oposiciones a la Guardia Civil, no lo hacen ni para ser ricos, ni para ser famosos. Como los aspirantes a guardias ya son mayores de edad saben que para ganar dinero lo mejor es militar en un partido político y aprovechar un hueco para tocar planos de edificación en una concejalía de urbanismo. O hacer amigos en un partido, y aprovechar un estado de alarma para vender mascarillas inútiles a través de empresas fundadas unos meses antes. Eso es hacer dinero. O montar una Gúrtel, o ya, a lo grande, unos ERES como los de Andalucía, dinero y fama asegurado.
Señor ministro no sé si ofendió usted más a la Guardia Civil, hace unos días, intentado que entregaran un informe que pertenecía a una juez, o ayer, poniendo el dinero como un vulgar tío Gilito e insultando la dignidad de un Cuerpo que le sobrepasa a usted por varios metros. Porque su desprestigio como juez va parejo con el que ya ha obtenido, error tras error, como ministro de Interior. Desde los tiempos en que Roldán rebañaba dinero hasta de la imprenta del Colegio de Huérfanos de la Guardia Civil, no había sufrido el Cuerpo un intento de destrucción tan infame.