Luis del Val: “En Barcelona hemos pasado de la llama olímpica a la llama que puede asesinar”
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en la Barcelona ardiendo en llamas, en llamas que pueden ser asesinas
"No es frecuente que una imagen valga más que mil palabras, pero, hoy, las dos viñetas que publica José Manuel Puebla en el diario ABC son antológicas. En la primera, el lanzamiento de la flecha que encendería el pebetero de las olimpiadas, que pusieron a Barcelona y a Cataluña en el mapa de todo el mundo; en la segunda, la llama de la flecha olímpica ha sido sustituida por el cóctel molotov que se lanza contra quienes vigilan para que tengamos libertad. En sólo 19 años no se puede lograr más. Gracias a Ada Colau que se apresuró a retirar del Ayuntamiento cualquier vestigio de Juan Antonio Samarancha, el hombre al que se debe el 75% del mérito (porque el otro 25% lo pusieron los sucesivos gobiernos de España).
Gracias al secesionismo pata negra, que incluso con una familia, los Pujol, convertidos en pandilla de corruptos, sacó adelante, con Artur Mas, el España nos roba. Gracias a esos empresarios y comerciantes catalanes, que siempre rieron las gracias secesionistas y apoyaron con su dinero, y apuntalaron con sus mordidas, y respaldaron con sus silencios. Gracias a los medios de comunicación y sus lacayos serviles, como TV3, siempre dispuestos a aplaudir cualquier avance hacia la ruina. Gracias a los votantes catalanes que, o se quedan en casa hastiados y cansados, o siguen votando a los fomentadores del cóctel molotov.
De la Barcelona olímpica a la de los contenedores ardiendo
Gracias al silencio cómplice de tantos educadores que han ido fomentando el odio en las escuelas hasta lograr que el saqueo de las tiendas se vea como una defensa de la libertad de expresión.
Y gracias a los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP que siempre creyeron que si les echaban comida a las ratas, se quedarían en el sótano y nunca subirían hasta la superficie. Pues ya están en la superficie. Y las imágenes de estos días lograrán que a ninguna empresa multinacional se le ocurra celebrar un congreso en Barcelona. Enhorabuena. Lo han conseguido.
De aquella Barcelona que puso en pie de admiración a toda España, porque toda España se alegró y contribuyó cada cual con sus fuerzas al sueño de Samaranch, hemos pasado a esta Barcelona cuyo símbolo es el contenedor de basura ardiendo, gracias a esa otra basura vestida de pirómanos. La flecha, que iba al cielo olímpico, se ha transformado en una basura que arde o en una llama que puede asesinar".