Del Val: “De Prada posee una mente profunda para concluir que los asesinos etarras siempre dicen la verdad"

El profesor valora las decisiones del juez José Ricardo de Prada con los asesinos etarradas encarcelados

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Del Val: “De Prada posee una mente profunda para concluir que los asesinos etarras siempre dicen la verdad"

Luis del Val

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Mientras nos entretenemos en especular si Juan Carlos I duerme o no en Zarzuela, los etarras que le quisieron asesinar van saliendo de la cárcel. El magistrado José Ricardo de Prada debe esconder un cerebro nada común y, cualquier día, nos relevará sus poderes.

Por ejemplo, el magistrado José Ricardo de Prada, debido seguramente a profundos estudios que todavía no nos ha revelado, es partidario de que los crímenes del franquismo no prescriban nunca, nunca, aunque hayan pasado 86 años desde la guerra civil, mientras se ha mostrado comprensible con los asesinos etarras, que han estado matando hasta el año 2011.

Pero donde el magistrado José Ricardo de Prada muestra una firmeza inconmovible es cuando un asesino etarra declara que le han torturado, y por eso firmó la declaración de culpabilidad. No necesita pruebas. Le vale la palabra del asesino. En cambio, al testimonio de la Guardia Civil o de la Policía, afirmando lo contrario, no le concede crédito. No cabe duda de que el magistrado José Ricardo de Prada posee una mente profunda, una inteligencia incalculable que le permite llegar a la conclusión de que los asesinos etarras siempre dicen la verdad y los policías y los guardias civiles siempre mienten. Es algo tan insólito como si un psiquiatra o un sociólogo llegara a dilucidar algo así como que los cajeros de bancos son todos mentirosos y los atracadores siempre dicen la verdad.

Además, es un hombre de una gran valentía, y lo ha demostrado en alguna ocasión, como cuando se instruyó la causa contra el juez Baltasar Garzón, que terminó expulsado de la carrera judicial por prevaricación. El magistrado José Ricardo de Prada, con un enorme coraje, frente al criterio de la inmensa mayoría de sus compañeros, no dudó en considerar que aquello era sorprendente. Pero lo sorprendente de verdad, lo que cuando se desvele causará asombro en todo el mundo, es esa fórmula secreta por la que sabe que los asesinos etarras siempre dicen la verdad y los guardias civiles siempre mienten. Debe desvelarlo, aunque sólo sea para que muchas de las familias de los asesinados por ETA dejen de mirar al magistrado José Ricardo de Prada como un juez parcial y sectario.

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