Luis del Val: "Igual termina en la cárcel por defender su propiedad"
Luis del Val nos trae su imagen del día sobre la defensa frente a los okupas, la devolución de los menores y el Mar Menor
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Mi tía Pascualina tenía mucho sentido común, y me imagino lo que hubiera opinado sobre lo de Zaragoza, la devolución de menores en Ceuta y el Mar Menor. Lo de Zaragoza trata de una okupa se marchó del piso que ocupaba, y el dueño del piso puso un candado para que no pudiera entrar. La okupa, al encontrarse con el candado, llamó a la Policía, les dijo que tenía que recoger unas medicinas, y la Policía quitó el candado, faltaría más. Parece que al dueño del piso todavía no lo han detenido, pero igual termina en la cárcel por defender su propiedad.
Lo de los menores de Ceuta seguro que es todo legal, pero me cuesta entender que unos politicos marroquíes desaprensivos, engañen a unos niños, los introduzcan en España y, cuando las cosas se calman, y están dispuestos a devolver los hijos a sus padres, no se pueda hacer porque hay que proteger al menor. ¿De qué lo van a proteger? ¿De sus padres? ¿De las ONEGÉS?
Hoy, cuando entre en casa, antes de abrir la puerta, miraré hacia todos los lados, no sea que me metan un niño en el piso y lo tenga que adoptar, según sucede ahora mismo con la doctrina Ceuta. Que sí, que es legal, y yo soy un analfabeto en leyes, pero si algo sé es que si una ley necesita explicaciones es que es una mala Ley.
Y luego está lo de la ribera. La ribera del Mar Menor a la que se acercó la Ribera ministra, y 5.000 mil kilos de peces muertos no le parecen suficiente para declarar eso zona catastrófica. De acuerdo. Estamos salvados. El día que haya una epidemia de cólera en España, ningún miedo: saldrá Fernando Simón y dirá que se trata de unas caguerillas que van a afectar a cuatro aprensivos, pero que con un buen suministro de papel higiénico no pasará nada, como en el Mar Menor.
Una vez que me parecía que Marlaska estaba haciendo las cosas con sentido común, viene el jefe Pedro y lo pone en ridículo. Una vez que un asaltado se defiende del okupa con un candado, llega la Policía y ya veremos si no le cae una multa por poner candados en su propiedad. Una vez que miles de kilos de pescado podrido hieden con evidencia, tenemos unas ministra con anosmia, que no huele ni una almeja podrida después de tres días al sol. Desterrado el sentido común, nos olvidamos de que las leyes están para servir a los hombres, no para que los hombres sirvan a las leyes.