Luis del Val: "Somos un país donde la sangre ni se compra ni se vende"
Teme el profesor que "cualquier día oiremos al presidente de una farmacéutica defender la venta de órganos para que los pobres se saquen un dinero"
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en la idea de algunos de instaurar la compraventa de la sangre, que dejaría de ser donación:
[ESCUCHA AQUÍ LA IMAGEN DEL DÍA DE LUIS DEL VAL EN "HERRERA EN COPE"]
"El negocio de la compraventa de sangre quiere instalarse en España. Ese es el titular que leí ayer, en el diario ABC: “El negocio de la compraventa de sangre quiere instalarse en España”, encabezaba una información de Miquel Vera, desde Barcelona. Me llamó la atención, porque España está a la cabeza de donantes de sangre, y somos un país donde la sangre ni se compra, ni se vende. En Estados Unidos no es así. Ni en otros países, pero en España funciona gracias a que cada año más un millón de personas donan su sangre para las necesidades médicas y hospitalarias.
. Hace unos años, don Víctor Grifols -presidente de la farmacéutica del mismo nombre- en una conferencia en ESADE, abogó porque
A mí las ideas peregrinas del señor Grifols no me afectan. Ni me afecta que sea partidario del referendum en Cataluña, ni que la mayor parte de los impuestos de su compañía se paguen en Irlanda, ni que su nómina sea de un millón y medio de euros al año. Lo que me afecta es que podamos llegar a sospechar que lo único que le interesa de España sea
Porque los que venden la sangre son los pobres, los que se ven en esa necesidad.
: el
. Y estoy seguro que la empresa Grifols, con sus investigaciones sobre la sangre, ha contribuido también a salvar muchas vidas. Gracias. También ha obtenido beneficios legales de ello, porque más del 70% de sus beneficios procede de la sangre que compra. La donación de sangre y la de órganos es algo ejemplar en España. Déjenlo como está, porque cualquier día oiremos al presidente de una farmacéutica defender la venta de órganos para que los pobres se saquen un dinero, aunque eso les cueste un riñón. Ya sé que vivimos en una sociedad mercantilizada, pero todavía quedan esas ejemplares hermandades de donantes de sangre, ese orgullo de ayudar a los demás sin recompensa, y un porcentaje, nada despreciable, que abogamos por la dignidad de todos, sean ricos o sean pobres".
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