Luis del Val: "Canadell, el hombre más feliz de España, tiene la fórmula para la independencia de Cataluña"
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Una de las personas más felices que viven en España es Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Cataluña, según una votación donde el entusiasmo de los empresarios por votar fue perfectamente descriptible, ya que acudieron a votar unos cuatro de cada cien. Cualquier persona menos feliz que Joan Canadell hubiera considerado esto una contrariedad, pero este hombre es un gran optimista, y considera que eso no es un asunto de importancia. Asimismo, el cambio de domicilio fiscal de miles de empresas catalanas, entre ellas las más importantes, considera que es mentira. Todo falso. Como empresario ha optado por un tipo de negocio que no tiene competencia, porque son concesiones administrativas, sujetas a criterios que nada tienen que ver con el libre comercio. El hombre más feliz de España es propietario de siete gasolineras, y es de las pocas personas que, cuando sube la gasolina, no se entristece, porque con las subidas gana algo más de dinero.
Es un empresario que no tiene que luchar para contratar la mercancía que revende, que no tiene que discurrir el precio que le va a poner, lo mismo que les pasa a los estanqueros, lo cual le deja mucho tiempo para dedicarlo a estudios históricos, gracias a los cuales ha descubierto que la bandera de Estados Unidos está inspirada en la Estelada de Cataluña, y, asimismo, ha desenmascarado a los historiadores más importantes de Europa, y con la ayuda del gran historiador, al que paga, Jordi Bilbeny, ha demostrado que Santa Teresa de Jesús, Cervantes, Erasmo de Rotterdam, Garcilaso, Lope de Vega, Marco Polo y Leonardo da Vinci, todos eran catalanes.
El hombre más feliz de España ordenó que se hiciera una lista negra con este razonamiento: "Alguien tendría que hacer una base de datos con los que hoy insultan a los catalanes. No sea que cuando seamos independientes vengan a buscar trabajo". La agencia de protección de datos, consideró que este sistema totalitario eran inmiscuirse en la privacidad y está pendiente de una multa de 600.000 euros, poca cosa, porque el español más feliz, precisamente por no querer ser español, tiene la fórmula para la independencia catalana, y lo ha explicado de manera clara. Esto es como Drácula, hay que clavar una estaca en el corazón de España para ser libres.
Este hombre feliz nunca se autocensura: dice que el Estado Español –el que le proporciona la gasolina que vende- es un grupo terrorista, y a Inés Arrimadas, que encabezó la lista más votada en Cataluña, en uno de esos desparpajos que proporciona ser tan feliz, la llamó puta. Ninguna asociación feminista protestó. Si eres secesionista o de izquierdas, hay bula para insultar.
El hombre más feliz de España es consciente de ello. Y sabe que ninguno de los educados españoles, cometeríamos la grosería de llamarle pedazo de cabrón. Jamás. Primero, porque no tenemos datos y, segundo, porque nos lo censura la tradicional cortesía española y el sentido común que quizás nos impide ser tan felices como este zafio insultador, que cuando llegó al surtidor de groserías y mentiras, dijo las tres palabras tradicionales: “Lleno, por favor”. Y le llenaron el depósito hasta arriba. Y está que se sale.