Luis del Val, sobre la compra de votos: "Me preocupa imaginar en cuántos lugares habrá sucedido algo parecido"
Habla el profesor de las tramas de compra de votos en Melilla y Mojácar y señala como gafe a Félix Bolaños
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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de ‘Herrera en COPE’en las tramas de la compra de votos que estamos conociendo en esta campaña electoral en Melilla y Mojácar para las elecciones del 28M:
Puede que decepcione a algunas personas, pero no me escandalizo por la compra de votos. No quiero decir que no me repugne, sino que más que escandalizarme me preocupa, porque como me dijo en cierta ocasión un guardia civil, destinado en Aduanas: “Cuando descubrimos algo importante, más que satisfacción, nos preguntamos cuántos alijos se nos habrán escapado”.
Así que esa es mi preocupación, imaginarme en cuántos otros lugares habrá sucedido algo semejante. Por cierto, de los más de 8000 municipios que existen en España, también es mala suerte que el señor ministro de la Presidencia, Relaciones con la Cortes y Memoria Democrática, del Gobierno de España, Excelentísimo señor don Félix Bolaños García -repito, de los más de 8000 municipios- elija uno de 6.000 habitantes para apoyar al candidato socialista a la alcaldía, y lo hayan detenido.
Y, hace tres semanas, lo enviaron a que organizara un dos de mayo, en la fiesta de la Comunidad de Madrid, para desgastar a la presidenta rival, y ésta ha subido en las encuestas. Como decía el cínico, “yo no soy supersticioso, porque eso da mala suerte”, y al señor ministro le empieza a crecer fama de gafe, seguramente injusta, pero me imagino al candidato socialista a la alcaldía de Zaragoza, escuchar por teléfono, anunciándole que le va a acompañar Bolaños en el último mitin de campaña, y sea el candidato creyente o agnóstico, no me cuesta imaginármelo, corriendo hacia el Pilar para rogarle a la Virgen que lo impida.
Y es curioso que, en este repugnante caso, nadie hable de los corrompidos. Porque no hay compra sin comprador, de la misma manera que todo opresor necesita la complicidad del oprimido.
¿Quiénes son estas personas que venden su voto? ¿Pobres de necesidad, miserables del alma, hipócritas, falsarios o estúpidos que se venden por 100 o 200 euros? Como se preguntaba Juana Inés de la Cruz, refiriéndose a la prostitución: “¿Quién peca más, la que peca por la paga o el que paga por pecar?”.
Puede que sean personas que no se atreven a decir que no, si consideran poderoso al que solicita la venta. O amorales, porque también tienen derecho al voto. Y no sé qué es peor, si la amoralidad o el servilismo.