Luis del Val: "Desde la caída del muro de Berlín nadie había soltado un regüeldo tan grosero"

"El regüeldo de aludir a las armas nucleares, mientras se invade un país que no las tiene, es la exhibición sin disimulos del matón inmisericorde que tiraniza Rusia"

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Luis del Val: "Desde la caída del muro de Berlín nadie había soltado un regüeldo tan grosero"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Luis del Val pone el foco de la imagen del día de "Herrera en COPE" en la guerra de Ucrania:

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Herrera: Nunca como ahora ha sido tan clara la posibilidad de una gran guerra nuclear

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Podía empezar por una soleá dedicada a Chencho Arias: “Es un gran embajador,/ medalla de Andalucía: /le deseo lo mejor”. O con una cuarteta dedicada a Manuel Alejandro: “Soñaba el río canciones,/ entre valles y meandros/, y le ponía las notas, ese Manuel Alejandro”. O con una aleluya casi infantil: “Es un día de alegría,/ el día de Andalucía”.

Pero en la mesa internacional, el más grosero de los comensales ha soltado un regüeldo. Ya había mostrado maneras toscas chupando la paleta del pescado, o ayudándose de la mano para colocar dos guisantes escurridizos en el tenedor, pero no esperábamos el regüeldo. Desde la caída del muro de Berlín nadie había soltado un regüeldo tan grosero. Ya sé que, en las mesas árabes, el eructo es un homenaje implícito de agradecimiento a la buena comida que ha ofrecido el anfitrión, pero estamos hablando de una mesa en Europa, y el regüeldo de aludir a las armas nucleares, mientras se invade un país que no las tiene, es la exhibición sin disimulos del matón inmisericorde que tiraniza Rusia y amenaza bravuconamente con tiranizar el mundo. Y, como escribí, ayer, en ABC, que esto ocurra en la calle donde vivimos, y el portal parezca alejado no significa que no llegue al portal de al lado e, incluso, luego, a la planta donde tenemos nuestro piso. No se ha acabado el covid -lo saben los familiares de las docenas de personas que siguen muriendo todos los días- y comienza un futuro que no sabemos qué senderos elegirá. No lo supo Europa en 1914, ni en 1938, ni siquiera en 1991, cuando muchos vaticinaron que estallaría una guerra fratricida en los Balcanes, en el corazón de Europa. Es posible que pueda parecer una Casandra, pero las guerras no tienen fecha de anuncio, a pesar de ser un gran espectáculo y, una vez que comienzan, también se ignora cuando terminan y de qué manera. Podía terminar yo con otra soleá, parafraseando la que escribió, como colofón de una película de José Luis Garci, ese gran poeta, también hijo de Andalucía, Manolo Alcántara, al que Carlos Herrera adoptó como tío, o él a Carlos como sobrino. Y esa soleá que salió del Rincón de la Victoria, desde la Málaga más pacífica y risueña, la voy a estropear diciendo: “Corren ahora malos tiempos,/ y la huida es imposible/ porque estos tiempos son nuestros”.

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