Luis del Val: “Estoy convencido de que las botellas de aceite de oliva se venderán en las joyerías”
Cuando se está negociando la Presidencia del Gobierno, subraya el profesor que "No es una cuestión de ideología, sino de economía"
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Luis del Val pone el foco de 'La Imagen del Día' de 'Herrera en COPE' en la importancia para nuestra economía de las negociaciones para nombrar al presidente del Gobierno:
Ignoro quién será presidente de Gobierno, cuando lleguen las Navidades, pero estoy convencido de que las botellas de aceite de oliva se venderán en las joyerías.
Tampoco tengo fundamento para saber si ya habrá una República de Cataluña, pero estoy convencido de que mi mujer le pedirá a los Reyes Magos una botella de aceite de oliva, y si los Reyes Magos fueran españoles y trabajadores autónomos les sería imposible, porque como recuerda Ángel Expósito en su artículo de ABC, a la vuelta de las vacaciones hay que pagar el IVA a Hacienda (como empleados que somos obligados y sin sueldo).
También tendremos que rascar para abonar los seguros sociales, y, en noviembre, el segundo plazo del IRPF, porque si lo hubiéramos pagado en junio, el pescado lo hubiéramos tenido que freír con el aceite del motor del coche sobrante, que dentro de poco se reciclará para las croquetas, que lo aguantan todo.
Esa es la España real, la que sostiene el tinglado, la que paga los sueldos a los secesionistas, la que se tendrá que poner de rodillas y pedir perdón a esos seres superiores que, en nombre del nacionalismo tienen bula para delinquir, malversar, desacatar sentencias e incluso ponerse en contacto con los servicios secretos de Putin para intentar joder nuestras vidas un poco más.
Señores del PNV no apoyen a Feijóo, pónganse en el bando del Frente Popular, como hicieron en el 36, aunque las industrias y negocios de las familias de Neguri se resquebrajen, y reciban órdenes de Bildu.
No es una cuestión de ideología, sino de economía. Y, cuando vengan los intereses de la deuda más grande que ha contraído España en el último medio siglo, y no podamos pagar, y las inversiones huyan, y el cinturón sea una cuerda, pues unos se marcharán a cantar el Aberri Eguna y todos nos iremos a hacer puñetas. Pero nadie lo advierte.
Un presidente de Federación sigue en su puesto, después de un oscuro episodio de 24 millones de euros por cambiar la sede de un trofeo de fútbol español a otro continente, y no pasa nada, pero el piquito con una jugadora, enardece.
Pues nada, que le dé un beso en los morros a Piqué, no sea que proteste la LGTBI por exceso de heterosexualidad. Por cierto, oigo hablar tanto al Mentiroso de la Constitución que seguro que se está preparando para darle una solemne e histórica patada.
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