Luis del Val: “Interior debe explicar si es habitual que los GEO sean destinados a embajadas"

Habla Luis del Val del incidente en la embjada de Bolivia por parte de España 

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Luis del Val: “Interior debe explicar si es habitual que los GEO sean destinados a embajadas"

Luis del Val

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En el número 17 de la calle de Guisando, en Madrid, entre la embajada de Kuwait y la residencia del embajador de Venezuela en España, se encuentra la embajada de BoliviaMantenerse en contacto con la embajada de un país es algo rápido, si se tiene voluntad en ello, pero no parece que el ministerio de Asuntos Exteriores se haya puesto en contacto con la embajada del país hermano, ni que nuestra ministra de Asuntos Exteriores en funciones -en funciones de reenganche- haya hablado con su homólogo de Bolivia. Porque es que, además de que las embajadas están a una distancia de diez o veinte minutos del ministerio de Asuntos Exteriores, un ministro puede hablar con el colega de otro país de una manera célere, bien a través del teléfono o bien a través de la pantalla.

Es más, esta facilidad de comunicación y contacto ha venido en detrimento de los embajadores, que fueron durante mucho tiempo una especie de virreyes, mientras las noticias y las órdenes viajaban en barco o a lomos de un caballo. Hoy, no es así. En muchas ocasiones, que requieren una solución rápida, puede ser habitual que los ministros de dos países implicados en un conflicto se pongan en comunicación, y de los acuerdos o del contenido de esas conversaciones sean informados los respectivos embajadores, con posterioridad.  

Un país hermano, Bolivia, acusa a España de haber tramado un secuestro en la embajada de México en Bolivia para sacar de allí a elementos del gobierno del tramposo y huido Evo Morales, elementos que están relacionados, además, con el narcotráfico. Y que estaban implicados policías de los GEO, unidad formada para operaciones especiales. Primero, en las embajadas españolas en el extranjero hay vigilancia, pero no abundan los GEO. Segundo, nunca en las visitas a las embajadas, he visto a los encargados de la vigilancia encapuchados o con pasamontañas. Ni en la sede de la cancillería, ni en el traslado a otros lugares. Tercero, la visita de cortesía tuvo lugar antes de las ocho de la mañana, que es la hora en que el personal diplomático puede que se esté duchando, pero no preparándose para una recepción oficial. 

En un gobierno de Felipe Gonzalez o de José María Aznar, no estaríamos, varios días después, sin una reacción oficial del Gobierno. Una lentitud tal, que parece que el informe sobre lo sucedido viene en una barca, diseñada por La Niña del Exorcista, Greta, y tardará un par de semanas en llegar.

Debe dar respuesta el Gobierno, a través de la ministra de Asuntos Exteriores, y debe dar explicaciones el Ministro de Interior, para saber si es habitual que los GEO sean destinados a embajadas, aparentemente pacíficas, y si tienen órdenes de cubrir su rostro. Hombre, un GEO en Gerona o en Alsasua, es prudente que se cubra el rostro, porque un GEO en España, corre riesgos evidentes, tanto en el País Vasco como en Cataluña. Pero no en Bolivia. A no ser que admitan las graves acusaciones de que los futuros socios de Sánchez, los de Podemos o Podemas, ya estén ejerciendo labores gubernamentales. Margarita Robles  y Grande Marlaska deben explicarnos a los españoles y aclarar este chanchullo empaquetado que, de momento, no acaricia la nariz con olores agradables

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