Luis del Val: "Todos hablando de la sentencia mientras eléctricas y bancos nos cobran más por sus servicios"

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Del Val: "Todos hablando de la sentencia mientras eléctricas y bancos nos cobran más por sus servicios"

Luis del Val

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Como no sabía que este lunes iba a haber examen de Derecho Penal, les confieso que no vengo preparado, y no voy a hablar de la sentencia de la que todo el mundo habla y nadie ha leído, porque todavía no es pública. La convocatoria, además, se celebró el sábado, tenía a la familia en casa, y no me dio tiempo de prepararme. Si hubiera sido hablar sobre la diferencia entre la anáfora y el anacoluto o entre el pleonasmo y el sinónimo aún me hubiera animado, pero el Derecho Penal no entra en mis lecturas preferidas del fin de semana. Lo que sí me he dado cuenta es que, como decía mi tía Pascualina, en este país unos llevan la fama y, otros, cardan la lana. Mientras aquí estamos muy entretenidos con los pelmazos de siempre, las eléctricas y los bancos han subido el precio de sus servicios. Entender el recibo de la luz es tan complejo como intentar entender el nacionalismo, y la vida es demasiado corta. Asimismo, es difícil intentar comprender porqué una empresa a la que le das el dinero para que te lo guarde, y dispone de ese dinero sin consultarte, no sólo no te proporciona un céntimo por intereses, sino que, también sin consultarte, te sube las comisiones que te cobra. 

El humilde verdulero del barrio es mucho más transparente que el banquero. Tú vas comprar naranjas para el zumo y ves el precio. Y, si lo sube, te lo explica, y, si no estás contento, te vas a otro verdulero, donde también tiene el letrero con el precio. Los banqueros, no. Lo de la transparencia se deben creer que es llevar la camisa limpia, y cuando suben las comisiones, y te cobran por los recibos, o una cantidad mensual según sus cálculos, lo hacen a capón, y como tienen tu dinero, te lo descuentan, que es como si te metieran la mano en el bolsillo sin avisarte. 

Lo cortés, lo razonable, lo lógico, lo que hace cualquier comerciante modesto, es avisar. ¿Ha recibido usted una carta del banco explicándole que le van a subir el cobro por los servicios que le hacen? Por cierto, los servicios cada vez son menores, porque tú ordenas las transferencias desde el ordenador, sacas dinero físico desde le cajero automático, y con eso el banquero ha puesto en la calle a los miles de empleados que, antes, con paciencia, te atendían. Bueno, pues cuanto más ahorran en nómina más te suben las cuotas, que te da la impresión de que tenemos que pagar los despidos entre los clientes, a escote. 

¿Y en las eléctricas? Bueno, en el recibo nunca sabes lo que pagas por los despedidos de la minería del carbón o por los impuestos que pone el gobierno de turno, pero es difícil entender qué es de las eléctricas y qué no, pero tampoco te avisan. Y, encima, como soy malpensado, siempre he creído que las empresas eléctricas y las de carburantes, que vienen a ser tres y sin contar con el de la guitarra, se ponen de acuerdo. Así que, todos hablando de la sentencia, pero los listos habituales nos han metido la mano en el bolsillo, sin pedir permiso. Como siempre.  

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